Grande, es el único adjetivo que viene a mi mente cuando pienso en Beautiful Boy. Hace mucho que una cinta no hacía tanto eco, que no me dejaba tan pensativa. Antes de que el Festival Internacional de Cine de Morelia anunciara su programación, no había escuchado nada de esta película. Su título y el nombre de Timothée Chalamet en el reparto fueron los culpables de que la incluyera en mi lista de “musts” durante mi paso por FICM.

Fue la primera cinta que vería durante mi tercer día en Morelia y por alguna razón esa mañana amanecí más contenta de lo usual. Es gracioso cuando recuerdo que no podía dejar de adaptar canciones para incluir las palabras “beautiful boy” en alguna estrofa. Desde ‘Beautiful Girls’ de Sean Kingston hasta ‘Young Folks’ de Peter Bjorn and John fueron víctimas de mis ocurrencias; mi falta de talento no me detuvo.

Timothée Chalamet

Fue una especie de corazonada, una premonición de lo que vería. Las luces de la sala se apagaron, en la pantalla una sobria toma de Steve Carell en un diálogo inicial que acentúa el silencio del ambiente, la atmósfera entra de golpe, tensa, incómoda. De inmediato mi vista no fue suficiente para captar todos los detalles en pantalla, quise devorar cada centímetro de la pantalla, cada cuadro del metraje.

No soy padre ni madre, mi juventud no se asemeja en nada a Nic Sheff (Timothée Chalamet), y aún así es inevitable sentir empatía, entender cada decisión paternal de David Sheff bajo la interpretación de Carrell como nunca antes se había visto. Es imposible no compadecerse de Nic, el papel que terminará por consolidar la carrera del joven Chalamet. El dueto simplemente funciona, los personajes se construyen con tal naturalidad que resultan perfectos, captan la esencia y la desbordan en la pantalla.

Beautiful Boy es una cinta cruda que no pretende minimizar su temática, tampoco recurre a la imagen amarillista para generar impacto. Simplemente nos lleva a sentir de cerca la óptica con la que la aborda. A través de un ir y venir en los recuerdos de los protagonistas nos envuelve en una montaña de emociones, pero nos da espacio para digerirlos todos.

Steve Carell

Felix Van Groeningen monta el resto de los elementos a su favor. Usa un soundtrack que más que ser una muleta para dar ritmo a la cinta, se convierte en sonidos necesarios para llevar la historia. Como en la vida real, uno recurre a la música para manejar cualquier sentimiento. Su música se siente como un día cotidiano.

‘Svefn-g-englar’ de Sigur Rós es el sonido que uno imagina cuando se sumerge en el agua, tratando de ahogar los problemas; es el mismo ritmo que nos da esperanza de un mañana mejor cuando salimos, abrimos los ojos y respiramos de nuevo.Aunque pareciera contradictorio, es la mejor descripción para la cinta. Dura. Dolorosa; pero siempre con una esperanza latente.

Y como cada año, FICM me regaló una cinta para ablandar mi corazón rígido -al menos en apariencia-. Con Beautiful Boy lloré como lo hice Hace un año con Coco, como hace dos con Un monstruo viene a verme (2016), o como en mi primer festival al ver La cinta blanca. Y justo pensé que me salvaría, una de mis canciones favoritas se unió a la fórmula: ‘Heart Of Gold’ y las imágenes crearon algo que me quebré.

Si creen que exagero, no tienen que creerme. Véanla, compruebenlo con sus propios ojos. Sean testigos de su hermosa composición y su primorosa narrativa. No dejen pasar la oportunidad de conmoverse hasta el llanto con la secuencia que acompaña el tema de John Lennon, ‘Beautiful Boy’ porque a veces el séptimo arte deja atrás la fantasía y nos da historias necesarias.

Como yo salgan del cine tarareando la canción más obvia para la película, canten con una sonrisa. Bella, bella, bella… así es Beautiful Boy.

  • Beautiful Boy
  • Estados Unidos, 2018
  • Director: Felix Van Groeningen
  • Guión: Luke Davies, Felix Van Groeningen (Memorias: David Sheff, Nic Sheff)
  • Con: Steve Carell, Timothée Chalamet, Maura Tierney, Amy Ryan
  • Duración: 111 minutos