En el punto más alto de la pandemia, cuando las casas se transformaron en búnkeres para protegerse de un mal invisible y en medio de una agitación política sin precedentes en la historia estadounidense, Sacha Baron Cohen liberó de su prisión en Kazakhstan al periodista más inocente, ácido, inoportuno y carismático del mundo y lo llevó hasta el núcleo de los vicios más obscuros de Estados Unidos. 

Gracias a las libertades que le otorgó el formato de falso documental el director Jason Woliner fue capaz de grabar un filme de humor negro cuando la industria cinematográfica tambaleaba gracias a las medidas restrictivas que se impusieron en el mundo por la pandemia de Covid-19. Borat Subsequent Moviefilm fue una apuesta arriesgada del director y de Baron Cohen que rindió sus frutos al ser nominada a los Premios Oscar en las categorías de Mejor Guion Adaptado y Mejor Actriz de Reparto, esta última nominación gracias al impecable trabajo de la actriz búlgara Maria Bakalova.

Borat Subsequent Moviefilm sigue los pasos de un denostado Borat que, tras poner en ridículo a todo Kazakhstan, es prisionero de un estado autoritario y notoriamente misógino. El Jefe de Estado de ese país se siente humillado al ser el único líder déspota que no ha logrado establecer relaciones de amistad con Donald Trump, así que decide enviar a Borat de regreso a los Estados Unidos para ofrecerle a Trump lo más valioso que tiene Kazakhstan: un simio que es ministro de cultura y el actor porno más vitoreado del país. Es así como Borat inicia un viaje por todo el mundo para llegar a los Estados Unidos y congraciar a su país con Donald Trump.

Las cosas se complican cuando Tutar Sagdiyev (Maria Bakalova), hija de Borat, viaja como polizón a la nación americana y que, además y devora al simio que su padre iba a ofrendar al presidente estadunidense. Borat está resignado a ser asesinado en su país, cuando se entera de que los líderes norteamericanos tienen una debilidad enfermiza por las mujeres jóvenes, así que el protagonista decide obsequiar a su hija a Rudy Giuliani, pero antes debe transformar a Tutar en una mujer acorde al concepto de belleza que impera en Estados Unidos.

Así, Borat viaja por los rincones más recónditos del país para convertir a su hija en una mujer estadunidense ideal. La lleva con una influencer para que le enseñe a seducir a hombres viejos y millonarios; la ingresa a una clínica de cirugía plástica atendida por un médico sin escrúpulos que no tiene molestia en operar a una menor de edad y afirmarle que la acosaría si no estuviera su padre; le compra una jaula para que viva ahí, ante la mirada indiferente de un vendedor que le asesora a Borat en la compra de veneno para matar gitanos; asiste a una fiesta de presentación que hace las veces de un mercado de mujeres jóvenes e intenta que su hija aborte en una clínica cristiana que acepta el incesto y la violación, pero no el aborto.

El viaje documentado de Borat por estos, y otros, lugares que representan la cultura estadounidense evidencian la mentalidad conservadora, racista, paternalista, imperialista, misógina y perniciosa que impera en los Estados Unidos y que era perfectamente representada por su presidente. Los ciudadanos que aparecen en la cinta no tienen problema alguno en denostar a grupos minoritarios raciales o perpetuar la violencia hacia la mujer ante una cámara que es testigo de la ideología nociva que permea en el país.

La inocencia que muestra Borat frente a unos personajes reales que se sienten superiores por vivir en los Estados Unidos sirve como trampolín para que sus ideas supremacistas basadas en rumores y altamente racistas permeen a lo largo del filme. Así, se puede ver a un par de republicanos que culpan a Obama por el coronavirus y los problemas que aquejan al país y que aseguran que el holocausto nunca existió. También se puede observar el antisemitismo que aún existe dentro de la colectividad norteamericana y la falta de empatía que existe para con los grupos minoritarios. 

La actuación de Maria Bakalova es digna del aplauso, pues su capacidad de improvisación y los riesgos que aceptó para dotar de personalidad a un personaje con un arco dramático trascendental es impresionante. La cumbre de la película llega cuando ella entra a un hotel para entrevistar a Rudy Giuliani que se aprovecha de su posición para llevar a la cama a una joven periodista. El personaje de Tutar logra estar a la altura del del protagonista, pues ella representa a la mujer oprimida que se percata de su realidad y decide luchar por su libertad.

Borat Subsequent Moviefilm es una película que, a través del humor negro y ácido, logra evidenciar perfectamente la ideología que domina en el primer mundo, sus defectos, fallas y las contradicciones inherentes a un pensamiento que se basa en la dominación y la denostación de ideas diferentes. Borat muestra que los Estados Unidos no están muy alejados de los países con regímenes autoritarios y que sus paralelismos son incluso más grandes que sus diferencias.