Cara de perro es un libro escrito con pasión y agradecimiento por el periodista Gerardo Tena, se trata de un conjunto de cuentos que inmediatamente atrapa al lector y le genera un sin fin de emociones y sentimientos; lo lleva desde la nostalgia, pasando por el amor y la fantasía, hasta la memoria. La obra engancha en las primeras líneas del cuento “Amor”, se hace un clic inmediato con la realidad, emociones y pasiones humanas; sumando la presencia de “Cerillo”, personaje único, que se vuelve hilo conductor para vincular cada uno de los relatos. 

Cortesía El Homiguero

El libro es un viaje al pasado y “Cerillo” es la guía, cada una de sus vivencias evocan la complicidad de los primeros amigos, así como los graciosos y característicos apodos que guardamos en el reino de la memoria. El autor utiliza referencias históricas como el Mundial México 70, el sismo del 2017 o las víctimas de la carrilla, hoy conocida como bullying; del mismo modo sorprende con aspectos cotidianos pero muy preocupantes como el abandono de los padres, la falta de alimento o el sacerdote que victimiza a niños que asisten al catecismo.

En Cara de perro, Gerardo Tena narra historias del barrio de La Doctores, una colonia donde niños y niñas, adolescentes, vagabundos, prostitutas y pandilleros, se mezclan, cohabitan y reconocen con la mirada, y crean su propia historia. Cada cuento es un microcosmos que representa la existencia del barrio en las décadas de los ochentas y noventas; la obra es un homenaje a lugares, sucesos, nombres y apodos que fueron parte de un Distrito Federal que ya no existe, que se está olvidando y sólo habita en la memoria de unos pocos. 

Cortesía El Homiguero

Cada uno de los textos reunidos, desde el primero titulado “Amor” y hasta el último de nombre “Réquiem”, muestran personajes reales, iguales a los que habitan las colonias, barrios y pueblos de la Ciudad de México; cada protagonista tiene su propia personalidad, pero los une el deseo de sobrevivir en la salve del asfalto. La obra es un obsequio de tiempos pasados y presentes, ya que nos recuerda el primer beso de la infancia o cuidar de nuestros padres cuando su memoria se desvanece; de forma dura y un tanto nostálgica plasma como desde la infancia se enfrenta la vida.