Mucho se ha hablado y escrito sobre la relación tan especial que existe entre una madre y su hijo; sin embargo, se habla poco sobre lo asfixiante que puede ser esa relación si llegan a ser separados. Esta lúgubre premisa es el interesante motor, detrás de Šavovi.

Cicatrices (Šavovi) es una película serbia del año 2019, dirigida por Miroslav Terzić y estelarizada por Snežana Bogdanović, Marko Petrić y Jovana Stojiljković. La cinta cuenta la historia de Ana, una mujer a quien le han dicho durante más de 18 años que su recién nacido murió en el parto, aunque ella cree firmemente que hay información que le están ocultando. 

En los primeros minutos, la dirección de Miroslav Terzić con planos y movimientos de cámara perfectamente ejecutados, parecieran no ser suficiente para levantar su aletargado inicio, sin embargo, queda claro rápidamente que estamos ante un trabajo mucho más complejo de lo esperado. 

Terzić decide utilizar las sutilezas como herramienta narrativa para contar una historia intimista aunque con fuertes repercusiones sentimentales. Uno de los ejemplos más claros es la ausencia de música, pues lejos de resultar un inconveniente, el director logra generar con maestría un innegable ambiente de tensión que apunta clara pero delicadamente hacia la crítica gubernamental, las relaciones familiares y la relación madre-hijo.  

Las actuaciones son excepcionales, pero es imposible no destacar la construcción corporal que Snežana Bogdanović proyecta sin necesidad de enfatizar a través del diálogo el dolor, angustia y soledad que experimenta Ana: es su cuerpo entero el que expresa esta herida abierta al espectador. 

Durante la película se pueden percibir pequeñas acciones que desarrollan visualmente la interacción que la protagonista tiene con su familia y su entorno para incrementar el entendimiento de personajes en el filme; basta con observar el escaso roce verbal y corporal entre madre-hija para comprender la tensión y el conflicto que las rodea y así empatizar con la situación. Son estos pequeños detalles los que hacen la diferencia.

La impecable fotografía, las mencionadas actuaciones, la cuidadosa composición de los planos, la sutil paleta de colores aplicada en las locaciones y los vestuarios; todo está perfectamente planeado y juega a favor del objetivo final del filme: sacudir a la audiencia con su agridulce final que dejará a más de uno reflexionando durante varios días con los complejos temas que propone Cicatrices.