Los foros de las telenovelas fueron su segundo hogar durante la infancia de Daniela Aedo participando en producciones exitosas como el melodrama infantil Carita de ángel y el programa de diversiones Plaza Sésamo. Hoy Daniela es una mujer que se ha sumergido por completo en el mundo de la música y la composición, habiendo lanzado cinco temas musicales de su autoría: Cicatrizte, Frágil, Tinta negra, Voy a ti e Invisibles.

Hoy a sus 25 años la frescura y sencillez de voz se ve reflejada en el arte musical que propone con composiciones propias, partiendo de su experiencia como actriz y el aprendizaje académico de la música. Todo tiene un principio. Estos son sus inicios, su presente y su porvenir.

Ella recuerda cómo es que sus padres observaban su comportamiento y notaron su afinidad hacia la música y la actuación. En aquel entonces, las princesas de Disney fueron su principal fuente de inspiración. “Me aprendía de memoria los diálogos de los personajes, yo era la Sirenita”.

Su papá fue quien le sugirió a su madre que la metieran a la televisión a lo que su madre se opuso en un momento ya que era muy pequeña, debían esperar a que creciera. Pasados los años su madre encontró la manera de llevarla a castings de comerciales; la primera puerta se abrió para un promocional de TV Azteca. De ahí vinieron comerciales para Devlyn, Sabritas y los Hotcakes Pronto.

De los comerciales le siguieron los castings para Plaza Sésamo y para Carita de Ángel, después de eso no hubo nada que la detuviera.

“Mi mamá estaba 24/7 conmigo y para mí la normalidad era estar con mi mamá, siempre me sentí segura y en libertad de poder salir y explorar sin miedos o preocupaciones. Lo que más me gustaba era disfrazarme, todos los actores grandes se convirtieron en mis papás o tíos postizos, me contaban historias super padres. Yo me acuerdo de muchas cosas”.

Uno de esos recuerdos que atesora es sin duda la nota que le dio el primer actor Don Joaquín Cordero (QEPD). “Aunque mi cuerpo crezca yo siga siendo una niña en mi corazón;  la tengo en un lugar muy especial. Es algo que se me quedó muy claro, mantener la alegría, la curiosidad y las ganas de seguir aprendiendo”.

Luego de su participación junto a Juan Osorio, en la novela Mi Pecado, la actriz siguió su formación académica, pero también tomó lecciones de música. Aunque nos confiesa, cantar no fue fácil para ella. Los covers tampoco fueron una opción, fue hasta que compuso que aprendió también a dominar su voz.

“ Me fui a estudiar a Berklee porque no había universidades en México que tuvieran el programa de música contemporánea, yo siempre quise explorar el pop; tengo rasgos de artista alternativo, pero al final mi público es pop”, confiesa.

Poco a poco, fue encontrando su propio estilo, descubriendo cuál era el mensaje que quería transmitir y aterrizarlo, con sus intereses, preocupaciones, prioridades y ritmos. “Estar con músicos de todas las nacionalidades te genera; lo bonito de una escuela de música es que hay mucha gente creativa y super expresiva que no le da miedo decir lo que piensa”.

“En Estados Unidos conecté durísimo con mucha gente de Latinoamérica, todo el brebaje de folclore latinoamericano ya está super embarrado en mis canciones y nunca va a poder dejar de sonar”.

El proceso de composición viene de diferentes formas al igual que la fuente de la inspiración, y para Daniela es un estilo de vida más que un proceso. Como lo menciona y retrata en sus videos,  todos los días al despertar escribe por cinco minutos cronometrados: lo que soñó o algo que le haya pasado. El hábito lo aprendió del libro: Writting Better Lyrics de Pat Pattison, un maestro en Berklee que le enseño a John Meyer, casualmente uno de sus artistas favoritos. A lo largo de todas sus actividades del día esas ideas se vuelven conceptos más desarrollados dejando su mente abierta y sensible a lo que la rodea.

“Lo único que queda es la talacha de la voluntad, es un proceso muy libre, hacer ideas musicales es muy padre. Ya cuando vas con el productor te encamina a darle forma, a desechar las ideas que sobran y tener un formato estructurado de cómo son mis canciones y por suerte la tengo”.

¿Cuál fue la primera canción que grabaste a tu regreso de la universidad? ¿Cómo fue esa experiencia?

Se llamó Voy a ti; es un tema pop-folk que me encanta y fue una experiencia muy ruda. Lo que más me estresó fue grabar mi voz porque salía al mundo como cantante, fue muy bonito hacerlo, yo toqué la guitarra de la canción al 100% en el estudio Tres kamikazes con Oliver García y Héctor Mena que fue letrista, él me ayudó a pulir el trabajo. En ese mismo estudio hice las otras cuatro canciones y fue una etapa muy divertida de exploración, no quería casarme con un género y quería que sonara auténtico.

¿Qué historias se esconden detrás de estas canciones?

Cicatrizte. Es una canción que escribí hace mucho tiempo. Originalmente se llamaba Tanto como ayer y la escribí en 2014. Fue la primera canción que escribí y se la hice al novio de la prepa que me la hizo de problemas por querer irme a estudiar la Universidad fuera. No fue un drama tan grande, tenía 19 años, pero en ese momento lo era. Mis canciones son 100% mis historias. 

Invisibles. Podría decir que invisibles es sobre una relación que eventualmente se deja de ver con esa emoción y alegría. Por eso podría ser uno de mis noviazgos, pero en especial del último truene que tuve en 2018, definitivamente inspiró mucho esta canción.

Tinta negra. Se la hice a un chavo que durante la carrera se andaba freseando, era como de andamos o no andamos y él como de sí y no, no se decidía. Que flojera, adiós.

Frágil. Es un tema que vino después del terremoto de 2017. Salía a hacer muchas cosas alrededor de la ciudad y me estuve moviendo mucho; en la típica conversación con los choferes del Uber filosofando con uno de ellos abriéndome su corazón descubrí que todo es frágil. Literalmente cuando llegué a mi casa empecé a tocar la guitarra y a los quince minutos ya tenía la rola. Es como un mantra, casi no dice historia, es como un recordatorio de que nos la pasamos preocupándonos por las cosas superficiales sin saber que en cualquier momento nos podemos morir.

Sobre sus influencias, nos contó que tiene la combinación fresa y rockero de sus padres. Se inspiró en grupos como Queen, Led Zeppelin, Mago de Oz pero también en Alejandro Sanz, Laura Pausini y Ricky Martin. Daniela se define como una artista pop alternativo en la que los toques latinos y románticos son una parte medular de su creación con un toque retro. 

Su último sencillo, Tierra de coyotes, que está a punto de estrenar, está cargado – según nos comentó por adelantado- de mucho orgullo mexicano tanto en lo visual como en la letra y la música. “Por primera vez siento que puedo meter elementos de la música mexicana, soy muy chilanga de corazón”.

Para Daniela Aedo el futuro ideal vendría acompañado de seguir haciendo lo que le gusta. “Quiero tocar en escenarios más grandes, tocar para más personas, quiero seguir mi carrera de actuación y tengo muchas ganas de hacer más papeles de hacer personajes de gente de mi edad, quiero hacer teatro musical para poner a prueba mi voz, quiero juntarme con gente chida para juntar ideas y sacar proyectos adelante”.

Uno de sus más grandes sueños -confiesa- es escribir música para otros artistas como Mon Laferte, Danna Paola y Belinda, pues como ella, componen sus propias canciones. Una habilidad que muy pocos se atreven, pero que al consumarlo su voz es única y honesta.