Del conejo a la Tierra
Llegó el mediodía, y al mismo tiempo que el equipo del Foro Shakespeare se encontraba a tres metros sobre el suelo, colocando los últimos preparativos para promocionar su nueva obra, Del conejo a la Tierra, una patrulla se acercó al recinto a preguntar si tenían permiso para poner una escalera móvil sobre la banqueta. Mientras un encargado trataba de arreglar la ‘chilanguísima’ situación, todos los demás se colocaban en posición; el lugar se inundó del olor a café proveniente de la cafetería, se colocaron las playeras y mercancía con el nombre de la obra como si se tratara de un concierto, y se abrió la taquilla, lista para recibir al público.
Media hora después, todo el mundo comenzó a correr, sólo faltaban 30 minutos para comenzar y era momento de los detalles finales. Poco a poco se comenzó a llenar el pequeño recinto; mientras el espacio personal disminuía, la tensión aumentaba entre los presentes, configurados en su mayoría por personas blancas de ceño fruncido. Finalmente, cuatro minutos después de la una, se abrieron las puertas del auditorio, dando acceso a un escenario escondido detrás de un gran telón rojo, frente al cual se proyectaban los créditos de la presentación, con música proveniente de finales del siglo XIX.
Se da la tercera llamada y comienza la función. La obra nos presenta la historia de Jorge Méliès, un hombre que acabó sus días vendiendo juguetes, tranquilo, despidiéndose de la vida con dignidad. Poco se imaginaban sus esporádicos clientes, que estaban comprando chucherías de manos de uno de los padres del arte cinematográfico como lo conocemos, un mago en su más pura esencia, y un alquimista de la luz al que le debemos años de avance tecnológico en el cine. A través de flashbacks, recorremos la vida de la mano de Méliès, desde la primera vez que entró en contacto con un cinematógrafo, hasta su silenciosa despedida desde un puesto de juguetes.
Después de entregarlo todo en el escenario, los actores acompañan a la prensa asistente, junto al director y la escritora, para una sesión de preguntas y respuestas. Durante la conversación, los realizadores tocaron dos puntos muy importantes para ellos. El primero es el miedo que provoca el teatro a ser aburrido u olvidado por el tiempo, lo cual fue una profunda conexión que sintieron con el cineasta francés que fue arrinconado hasta años después de su muerte. El segundo, el interés de todos en dar luz a los personajes que acompañaron al mítico realizador europeo durante su difícil camino y que muchas veces son olvidados por los reflectores.
Del conejo a la Tierra es una obra escrita por Itzel Lara y dirigida por David Olguín que, a pesar de no ser el primero ni el último trabajo en repasar la importante vida de George Méliès, nos entrega una apasionada y cálida mirada a un hombre que nunca renunció a su dignidad, entregando todo por su arte, y lo hace por medio de una atrayente puesta en escena que aprovecha la intersección entre el teatro y el cine para contar la historia del (como lo llamó Chaplin) gran alquimista de la luz. Para todos los cinéfilos interesados y apasionados del teatro, Del conejo a la Tierra puede ser encontrada los sábados y domingos a la 1:00 p.m. en el Foro Shakespeare.