Una cena de fin de año sirve como perfecto escenario para que las frustraciones y traumas reprimidos de un grupo de primos salgan a relucir. La tensión es palpable, la pugna entre amor y odio se intensifica cuando los recuerdos de la infancia son opacados por una realidad que se desea olvidar. La piel se transforma en escamas, el asfalto en río, el hombre en pez.

Jeovanni Sánchez Castillo presenta la cuarta temporada de El hombre pez, una obra profunda que hace se interna en lo más profundo del inconsciente y hace patente la influencia que el pasado tiene en el presente de cada ser humano. Utilizando al pez como metáfora del hombre, el dramaturgo sumerge al público en un río de emociones intensas que se desembocan en un clímax impresionante.

César (Jeovanni Sánchez Castillo) y su esposa Isabel (Ana Belén Ortiz) invita a sus primos, a quienes no ha visto en años, a una cena de fin de año para revivir los momentos cumbres de su infancia. El dulce sabor de ver a sus seres amados, se torna amargo cuando se percata que los niños de aquella infancia idealizada son completamente distintos a las personas que están sentadas en una misma mesa esperando una cena.

César y su primo Juan (Alexis Murguía Lechuga) intentarán que los recuerdos de su infancia se materialicen en la cena y que el nuevo año venidero signifique un cambio positivo, sin embargo, tendrán que luchar en contra de rencores guardados, recuerdos lejanos y secretos ocultos que comparten y padecen sus primas Elizabeth (Joana Palomino) y Fani (Edith Toral).

La cena se torna más intensa conforme las doce campanadas se acercan y los recuerdos y los secretos no pueden reprimirse más. Los juegos infantiles son insuficientes para reunir a unas personas divididas por un mar de diferencias y vidas divididas. La tensión aumenta hasta reventar en un clímax potente. El hilo conductor de la puesta en escena es el sueño que Juan tuvo de su primo César convirtiéndose, inminentemente, en un pez.

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A pesar de que el guion es poderoso, la trama interesante y los diálogos idóneos, lo que resalta de la obra es la actuación de los cinco personajes. Es impresionante la manera en que los actores trasmiten sentimientos contrastante, pasan del llanto a la alegría y de ésta a la frustración en cuestión de segundos. El espectador se sube a una montaña rusa de emociones cuya intensidad se desborda por la maestría con la que los actores utilizan su cuerpo para expresar lo que las palabras no pueden.

La obra está planteada de manera anacrónica y Jeovanni Sánchez hace un excelente uso de flashbacks y flashforwards que transportan al espectador a los momentos más álgidos de la historia de estos primos que desearían no recordar más.

El ritmo de la obra está bien manejado, los momentos de intensidad son apenas paliados con soliloquios de los personajes que son piezas fundamentales en el armado del rompecabezas de esta obra y que sirven como una bocanada de aire ante de sumergirse de nuevo a ese mar de emociones y pasiones intensas.

La cuarta temporada de esta obra, presentada por Sédesierto Teatro, finalizará el 07 de julio del 2019. Se presenta los sábados a las 20:30 horas y domingos a las 18:00 horas en Un Teatro. Es una excelente oportunidad para reflexionar acerca de la influencia que la infancia tiene en el presente, así como para ver actuaciones impresionantes sustentadas en un buen guion.

Fotos de José Luis Gutiérrez

  • Dramaturgia y dirección: Jeovanni Sánchez Castillo.
  • Elenco: Jeovanni Sánchez Castillo, Ana Belén Ortiz, Alexis Murguía Lechuga, Joana Palomino y Edith Toral.
  • Escenografía: Miguel Moreno Mati.
  • Iluminación: Lizbeth Rondín.
  • Vestuario: Monserrat Hernández.
  • Musicalización: Amaury Gtz.