’No estoy aquí para dar placer, sino para colmar el abismo del deseo, despertar el deseo, obligar al deseo a tener nombre’’. Estamos ante la presencia de un encuentro callejero. Ante un dueto de monólogos cuyas palabras entraman una batalla aguda y dolorosa. Es un vaivén de estímulos en la extrañeza detonada por una figura que irrumpe la cotidianeidad; que representa las sombras a las que se les desprecia y que significa una caída en el terreno de la vulnerabilidad.

En la soledad de los campos de algodón nos sitúa frente a dos seres cuyos roles se anteponen y aunque en diversos momentos intentan prevalecer, ante todo, demuestran necesitarse. En un extremo de este enfrentamiento el Dealer ─interpretado por el experimentado actor Enrique Arreola─ es aquel vendedor que se supone con la capacidad de satisfacer a ese otro; aquél que se siente en condiciones ajenas a la comodidad: el Cliente ─personificado a través de la convincente y desgarradora actuación de Manuel Domínguez─.

Foto de Luis Santiago

Bajo la adaptación y dirección de David Olguín, la dramaturgia de Bernard-Marie Koltès, ─una de las figuras más importantes y míticas de la dramaturgia francesa y relacionada en distintos niveles a la obra y esencia de Arthur Rimbaud─ conserva, entre varios más, dos elementos vitales de su herencia literaria: una mirada radical en el planteamiento de los conflictos con los que el ser humano lidia y los mecanismos que lo rigen y, en segundo lugar; su característico lenguaje dotado de gran belleza transgresora.

Una puesta en escena llena de antónimos que habla del apogeo inevitablemente ligado al declive; de lo que es hueco y lo que es protuberante. Del no que siempre deriva de un sí. Del deseo de poseer algo para después rechazarlo. De la arrogancia frente a la humildad. De la identidad propia, pero siempre en relación con la otredad. Del lastimoso extrañar aquello que ya no se tiene más.

Foto de Luis Santiago

‘’…mientras más alto el espacio más sano se vive, pero más dura es la caída y si el ascensor nos deja aquí abajo, nos condena a caminar entre lo que desde arriba uno desprecia: entre un montón de recuerdos que se pudren…’’

Para aquellos quienes esperan del teatro un gran panorama visual, cabe destacar que son el texto y las actuaciones los principales componentes sobre los que se sostiene este montaje pues la iluminación de Gabriel Pascal se ciñe a unos cuantos cambios, mientras la escenografía es un espacio rectangular delimitado por un suelo similar al pelaje de un leopardo que bien podría representar esa parte animal, inherente al ser humano y anterior a cualquier constructo social o moderno.

Nacida bajo la producción de El Milagro, Cortejo Producciones y Eloy Hernández, En la soledad de los campos de algodón es valiosa por sus actores que entienden la duplicidad y, a la vez, la complicidad que le dan forma al texto y es también un ejercicio relevante para que, en nuestra cartelera, el quehacer teatral koltesiano encuentra un sitio merecido. Así que dejemos que el público compruebe si puede encontrar en este Dealer la saciedad a ese deseo latente.

Foto de Luis Santiago

  • Foro Bellescene
  • Drama
  • Del 17 de mayo al 7 de julio de 2019.
  • Dramaturgia: Bernard-Marie Koltès.
  • Dirección: David Olguin.
  • Elenco: Enrique Arreola y Manuel Domínguez.