Cuando volteamos a ver el póster que anuncia un nuevo estreno en las salas de cine o en las plataformas de streaming son, en gran medida, los nombres del director, de las actrices y los actores los que captan nuestra atención. Sin embargo, para que una producción llegue a la superficie —aun cuando sea un producto de poca duración— el equipo se compone de muchos más elementos. Por esta razón y, en el marco de la Muestra Itinerante de Cine MX, Elvira Richards —quien ha participado en proyectos como El Estudiante, La Cebra y Familia Gang— nos contó sobre un rol que no es familiar para un gran número de espectadores: la dirección de casting.

Con una carrera y preparación profesional como actriz, el camino de Elvira Richards se cruzó con una oportunidad que la llevó a descubrir una pasión en la que permanecería para siempre. «De pronto me invitaron a ser asistente de un director de casting español. Para mí fue muy divertido porque así podía compaginar mi carrera como actriz, pero también asegurar un ingreso que a veces es complicado en el campo artístico. El casting me buscó a mí y ahí encontré una gran vocación».

Para Elvira, una de las tantas razones por las que es devota a su trabajo es porque durante el ejercicio de su profesión ha comprendido que el actor puede ser vulnerable, un ser con miedos; que necesita seguridad frente a la cámara; que necesita un cobijo que su papel como directora puede otorgar, no solo porque les brinda la oportunidad de buscar un papel dentro de un proyecto, sino también porque le permite descubrir talentos emergentes y revivir carreras que se han olvidado; dos cosas que, según expresó, la dejan muy satisfecha:

«Me da mucho gusto debutar actores. También me hace feliz revivir gente que ha sido olvidada. Un caso es Jorge Lavat con quien trabaje en El Estudiante, pero también está Columba Domínguez, una de las figuras centrales del cine de oro. He tratado de encontrar un equilibrio entre las nuevas generaciones y la gente que tiene trayectoria, independientemente de si son famosos o no pues eso no me importa.»

Aunque no hay una escuela en México que se dedique a formar directores de casting, aseguró que la preparación artística es básica, así como la sensibilidad para poder leer contextos distintos y permanecer en una constante observación como espectador para que el resultado frente a pantalla sea de calidad y no una ocurrencia: «Lo que yo pretendo al hacer un casting es que el espectador crea todo lo que está pasando. Debe haber congruencia entre el discurso y lo que están viendo», aseguró.

Por otra parte, cuando se le preguntó sobre la situación a la que se enfrenta una mujer para abrirse un camino en la industria cinematográfica, la también actriz dijo confiar plenamente en un elemento: su trabajo.  «A las mujeres nos ha costado sangre sudor y lágrimas ganarnos un lugar en cualquier área, no solo cine y televisión, pero hay algo que no te abandona: un trabajo de calidad. En mi actividad soy una líder que sabe enseñar para saber delegar; hay que saber decidir».

Aunque la acreedora al premio Pantalla de Cristal por Mejor Dirección de Casting sabe que a veces no se reconoce la importancia de su departamento, se mostró entusiasmada de trabajar con el talento humano pues siempre le ha gustado ser cálida y empática con su equipo; dijo que muchos no entienden lo doloroso que es para los actores saber que no fueron elegidos para un papel ya que no se les enseña a «recibir golpes». No obstante, destacó que un rechazo no significa que el artista no sea bueno, sino que hay cosas muy subjetivas que no están en sus manos.

‘’De repente me pone nerviosa no encontrar al actor que busco para cierto papel, pero hago esto porque me gustan las historias que se tienen que contar; esto me apasiona. Mi consejo para los nuevos creadores es que seleccionen bien qué es lo que quieren contar’’, finalizó Elvira quien recientemente y junto con un equipo de estudiantes de la Universidad del Sur de California ganaron un Oscar Estudiantil (Student Academy Award) por el cortometraje Sweet Potatoes.