Folklore. Un momento en el tiempo
Folklore fue lanzado en julio de este 2020 en medio de una pandemia mundial, de cuyo efecto no pudo escapar la cantante y compositora estadounidense Taylor Swift. Dejando claro que ésta fue la razón principal por la que comenzó a escribir y producir su octavo trabajo discográfico que vio la luz de manera inesperada (apenas 24 horas antes de su lanzamiento) como la misma emergencia sanitaria.
Para analizar Folklore es necesario dar un enfoque desde lo general a lo particular partiendo del contexto en que se realizó y la historia de la cantante, ya que muy probablemente no hubiera tenido el mismo impacto mediático y social si hubiera sido lanzado bajo un sello discográfico o en otras circunstancias. Incluso la narrativa comercial que utilizó fue realmente escasa o muy limitada si se compara con la de sus contemporáneas, que al igual que ella lanzaron discos en este mismo año: Katy Perry (Smile), Lady Gaga (Chromatica) y la sensación del momento Dua Lipa (Future Nostalgia).
Su recibimiento comercial fue de lo mejor en el año llegando a ser el disco más vendido en Estados Unidos por diversos factores no sólo el artístico. En primer lugar, se alejó completamente del género pop al que ya tenía acostumbrado al público y presente en sus tres discos anteriores (1989, Reputation y Lover) con los que Swift se posicionó como una importante figura dentro del mainstream, acumulando varios éxitos en listas de popularidad. Este cambio deljuego atrajo como abejas a la miel a sus antiguos fans, aquellos que consiguió en sus primeros años como cantante country de 2006 a 2012.
Número dos y quizá sea el efecto “álbum de cuarentena” en el que no hay cambio bueno o malo y se acepta si viene con un mensaje que sea acorde al momento. Aunque no se puede dejar de lado su contribución musical. Nos guste o no su éxito se ha debido a: una carrera basada en storytelling; una base musical, el country en su caso; y haber expuesto parte de su vida en sus letras que han reforzado el engagement con sus seguidores.
Adentrarse en Folklore es revisar uno de sus trabajos más narrativos, sin pretensiones forzosas y sumamente íntimo como compositora, ya no solo como espejo de su vida donde era la protagonista de sus canciones, pues en esta ocasión recurre a la imaginación, a las historias colectivas que se formaron en su mente para después plasmarlas en letras con melodías más orgánicas como “Peace”, “Seven” e “Invisible String” dejando de lado sintetizadores, amplificadores y todo de lo que había abusado en Reputation.
De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española; Folklore, en español Folclore, “es un conjunto de costumbres, tradiciones y manifestaciones artísticas de un pueblo”. La forma en que esta palabra es usada para dar nombre al título del disco es porque integra canciones que cuentan situaciones populares de amor, relatos de una sociedad (en este caso estadounidense) e inquietudes sociales como el hecho de ser mujer en el siglo XXI con todos los movimientos generados.
Si bien Taylor Swift es nueva en el género folk e indie folk (y no creo que repita en un formato largo en un buen rato) se alió con escritores y músicos que son figuras consagradas como Bon Iver y Aaron Dessner. Con este último compuso 11 de las 17 canciones que tiene el material discográfico.
La producción del álbum es otro aspecto para reconocer ya que corre a cargo de Aaron Desser, Jack Antonoff y la misma Taylor Swift. De los dos colaboradores principales Jack es de los “veteranos” (Reputation en 2017 y Lover 2018) y son precisamente las canciones como “Mirrorball” y “August” producidas por él, las que tienen un toque más synth pop, donde es perfectamente reconocible su estilo. También su mano saca el lado más dramático del disco en canciones como “Betty”, “Illicit affairs”, “My tears ricochet” y “The lakes” en su composición lírica al lado de Taylor.
A lo largo de una hora y siete minutos podemos escuchar a una compositora que ha alcanzado mayor madurez lírica que el resto de su discografía. Con Folkore comprueba que es una mujer más madura y segura de querer ir un poco más allá de sus inquietudes sin llegar a ser experimental, solo con lo que sabe hacer, que es contar historias.
El álbum desarrolla con una estructura dramática parecida al viaje del héroe en el que hay un abandono, búsqueda, confrontación y desenlace marcando en los puentes de las canciones una intensidad que se cosecha desde los coros y culmina en estas partes tan intensas de canciones como “My tears ricochet”, “Exile”, “August”, “Cardigan” e “Illicit affairs”.
Por otro lado, las canciones ligeras están acompañadas de nostalgia, de introspección y esperanza, tal es el caso de “Peace”, “Hoax”, “Invisible String”, “Seven”, “This is me trying”, “Epiphany” y “The Lakes”.
La otra parte de las canciones quedan bajo una narrativa social y personal presentes como Mad woman, que es su postura firme ante las desigualdades del género femenino y su frustración por el abuso de parte del género masculino con versos como:
¿Ves mi cara en el césped de los vecinos?
¿Ella sonríe?
¿O mueve la boca diciendo, “Vete a la mierda para siempre”?
La lista abarca también temas como The 1 y The last great american dynasty (un alter ego de ella misma usando como imaginación la casa dónde vive).
Con Folklore me doy cuenta de esa capacidad en cada canción, en donde logra ilustrar un ambiente en el que cada oyente llena esos espacios no descritos con palabras para que sean llenados por vivencias o interpretaciones individuales e íntimas.