El infierno ese lugar al que van los condenados, los que rompieron las reglas que definen el bien del mal, pero no es necesariamente aquel lugar lleno de llamas con una criatura mitológica mitad cabra, mitad humano. Este puede vivirse en vida con situaciones que parecen un castigo divino y te hacen sufrir sin necesidad de un viaje a ese lugar con temperatura elevada; Raúl Rodríguez relata en su novela El infierno en doce pasos las historias de un grupo de personas que resisten las situaciones más amargas. 

Platicamos con el escritor acerca de este proyecto que se gesta desde hace 8 años a partir de una experiencia que tuvo en un grupo de meditación donde su gurú los invito a hacer un acercamiento social con personas en situaciones vulnerables para ayudarlos. Así es que Rodríguez tiene un contacto con un centro de rehabilitación, una casa para adultos mayores y hospitales con enfermos terminales, esto origina en él la necesidad de compartir estas historias para darles un reconocimiento por su labor en la vida y también ayudar al lector a empatizar con las problemáticas que pueden resultar ajenas. 

“Surgió la idea de hacer esta crónica primero, pero ante lo doloroso y sórdido de las historias que fui conociendo resulto insuficiente…se convirtió en crónica novelada entonces descubrí que el género negro era el que más permitía adentrarme a profundidad en estas suculencias de la condición humana” Nos dice Raúl, respecto a la creación de este libro que toca temas tan sensibles como el incesto, la violación, el VIH y la prostitución. 

En cuanto a la confianza que existe con los entrevistados para realizar este proyecto nos cuenta que muchos de ellos salieron de ese lugar tan oscuro al enfrentar sus miedos desde la introspectiva y la parte espiritual —“más allá de la religión y los dogmas” comenta el autor— “Eran personas que habían podido trascender esas circunstancias y que justo a través de su labor de voluntariado mantienen su vida, vigorosa. Como una manera de evitar volver a caer en esos estados terribles”.

Si bien los personajes que describe podrían caer en un estereotipo como el homosexual que tiene VIH su vivencia tan de cerca con personajes como Larry —Quien guía distintas historias en la novela— lo hizo darle un toque distinto a la narrativa para poder contar su historia sin caer en lo ofensivo, respecto a eso menciona “Eso lo descubrí muy temprano en mi proceso y gracias a eso tuve mucha precaución de no estereotipar ninguna de estas experiencias”.

Al finalizar nos cuenta sobre el aprendizaje que tuvo durante todo este tiempo y respecto a los cambios que ha tenido en su persona nos dice: “Hoy siento un profundo respeto y con mucha humildad escucho a toda la gente que tiene algún sufrimiento alguna carencia afectiva algún trauma que no ha podido trascender”.

El infierno en 12 pasos ya se encuentra a la venta en las principales librerías tanto en su formato físico como digital.