Midsommar
Luego de que Hereditary apuntalará a Ari Aster como una referencia a seguir en el nuevo cine de terror, el director lanzó Midsommar, la segunda cinta de lo que el director anunció sería una trilogía. La historia, nos lleva a través de la trágica pérdida de Dani, quien debe lidiar con la muerte de su familia mientras trata de sostener su relación con Christian. Ambos viajarán a Suecia donde atestiguarán el extraño ritual pagano de un pueblo.
El estreno repitió la polémica y de nueva cuenta dividió a la crítica. Por un lado, los más puristas defensores del género; por el otro, un séquito fiel que asume la postura de abogado ante cualquier comentario negativo. Pero, ¿es Midsommar una parada obligatoria para los amantes del séptimo arte?
Vayamos por partes. Primero los aciertos. La construcción de horror que hace Ari Aster sale de las convenciones del género. No hay sonidos inesperados que nos hacen soltar adrenalina. El nerviosismo no viene de lo desconocido, sino de la diferencia de cosmovisiones. Escenas violentas, explícitas y sangrientas tienen un efecto perturbador, aún cuando son extremadamente predecibles, conservan su capacidad aterradora.
Por otra parte, no hay escenarios claustrofóbicos ni de oscuridad, todo sucede a plena luz del día, en escenarios naturales, llenos de flores, coloridos y aparente paz. Esto, se pone al servicio de una estética bien cuidada, sin estridencias pero poco convencionales para el género.
Su estética, al igual que en Hereditary, es cautivadora para el ojo más exigente. La cámara también juega parte importante en la transición de escenarios. Algunas de sus tomas son guiños al plano astral, sugieren la omnisciencia de un ente desconocido e incluso contribuye a la incomodidad del espectador.
A lo largo de la cinta, encontramos un sin fin de elementos que conectan. Al principio del filme, se observan flores muertas en la casa Daniel y, paradójicamente, hacia el final la veremos envuelta en vida, una capa y corona de flores la cubren por completo, llenándola de color.
A lo largo de la cinta se podrán encontrar cuadros, pinturas, runas y objetos que aluden a la experiencia que tendrá en el viaje. Es como un vaticinio de la renovación que atravesará la protagonista. La atención a los detalles y su belleza visual, son lo suficientemente poderosos para pasar por alto los tropiezos que tiene el filme.
En primer lugar, el director recurre frecuentemente a la distorsión de la imagen para enfatizar los efectos de la droga, pero la técnica se vuelve cansada y redundante a lo largo de la cinta, sin mencionar que termina por ser un elemento completamente innecesario.
Pero si dejamos de lado lo técnico, nos queda una fallida mezcla de géneros. Lo que Hereditary habría logrado con gran maestría, Midsommar no logra replicarlo ni con calzador, con drama o sin drama el resultado es el mismo. El primer acto se desperdicia en detalles que nada aportan al conflicto; uno se puede dar el lujo de llegar 30 minutos tarde a la función sin lamentos, pues es en el segundo acto donde se explota la trama.
En este mismo sentido, la famosa metáfora de las relaciones y las separaciones de la que tanto habló Ari Aster podría haber funcionado aún si eliminamos a la mitad de los personajes. Explicar cómo llegaron todos al pueblo toma más tiempo de lo necesario para hacerlos desaparecer en cuestión de segundos sin una lógica o explicación creíble. La única justificación se encuentra en un diálogo que refiere al misticismo de un número.
En resumidas cuentas, la debilidad de la película está en su guión que construye personajes prescindibles para enfatizar en su vida interna desde una perspectiva poco relevante para la historia y por lo tanto, todo talento interpretativo por parte de Florence Pugh, Jack Reynor, William Jackson Harper, Will Poulter y Vilhelm Blomgren también se ve desperdiciado.
Pero, si eres un meticuloso de la fotografía o te gusta ver nuevas propuestas en el manejo de la cámara, entonces Midsommar es una cinta que debes ver, aunque no hay necesidad de correr por tus boletos. Ya encontrarán un domingo cuando esté disponible en las plataformas de streaming.