Nochebuena de 1985, Ciudad de México. Tras el sismo del 19 de septiembre, las familias capitalinas comenzaban a retomar sus rutinas. En medio de villancicos, la noche transcurría sin contratiempos, o al menos eso parecía. Unas horas después, el 25 de diciembre, los medios anunciaban un nuevo hecho que impactó a una sociedad ya vulnerable: 140 piezas de gran valor económico, histórico y cultural habían sido extraídas del Museo Nacional de Antropología.

El director de Güeros, Alonso Ruizpalacios, retomó la historia para aventurarse en su segundo largometraje, Museo. Con la participación de Gael García y Leonardo Ortizgris como protagónicos, la cinta narra con gran agilidad el llamado “Robo del Siglo en México” en manos de Juan Núñez (Gael García) y Benjamín Wilson (Leonardo Ortizgris). Una a una las secuencias se sienten naturales, sin embargo en todas ellas se evidencia una mente calculadora, un arduo trabajo y gran atención a los detalles.

La historia se va construyendo con inteligencia; desde su edición hasta su sonorización el largometraje nos lleva del caos de una cena familiar al suspenso de ver a los protagonistas salir bien librados de su hazaña. Un atraco que parece pan comido contrasta con la complicadísima labor de encontrar sentido a nuestras decisiones. Ya lo advertía Juan a Wilson “nadie sabe los verdaderos motivos que llevan a alguien a hacer algo”.

El morbo en torno al robo -tema del que poco se habla en la actualidad-, es el gancho para hablar de nuestra cultura, nuestra sociedad, el sistema educativo y la forma en la que se hace historia. Es una cinta que oculta un par de reflexiones, pero deja a elección de cada espectador lo que se lleva. ¿Amistad? ¿Incompetencia? ¿Cultura? ¿Rebeldía? Cada quien lo decide.

Además, Museo es un fino retrato de los mexiquenses, específicamente del llamado “sateluco”. Lo que se traduce enuna gama de chistes locales que lejos de robar dramatismo, dota a la película de un encanto peculiar, especialmente porque se aleja de todo cliché. A quienes vivimos o conocemos Naucalpan, el director nos regala momentos que valen oro; se los garantizo.

Sin embargo, no toda la audiencia comparte los referentes y Ruizpalacios hizo consciencia de ello; por eso incluyó un par de instantes de humor negro como el que pocas veces se logra en el cine nacional. En realidad, su trabajo (que incluye el hermoso video de ‘Hasta la Raíz’ de Natalia Lafourcade) no sólo sale del promedio sino que ha logrado sobresalir y, he de confesar, que no pienso perderme su próxima obra.

Si bien su cast impulsará y le dará un eco importante a su trabajo, Ruizpalacios necesita seguir haciendo cine en México y nuestro país necesita que el director se quede aquí para establecer nuevos estándares, para recordarnos que aquí también podemos hacer no buen cine, sino un excelente cine.

Requerimos mentes como la de él para hacer más y mejores retratos de la clase media, una donde los problemas no versan en torno a la desdicha de ser solteros ni a lo problemático que puede resultar enamorarse. Sin los tropiezos de producciones apresuradas y de pocos recursos; sin huecos argumentales e incongruencias. Ojalá que el mexicano no migre con su talento como lo han hecho otros, aunque no merecen reproches por hacerlo.

Museo tuvo su debut durante el primer fin de semana del Festival Internacional de Cine de Morelia, ahora llegará al resto de las salas mexicanas este 26 de octubre. Vayan,  yo también iré para verla de nuevo porque es sin duda lo mejor que he visto -en lo que va del año- del cine nacional.

  • Museo
  • México, 2018
  • Director: Alonso Ruizpalacios
  • Guión: Manuel Alcalá, Alonso Ruizpalacios
  • Con: Gael García Bernal, Leonardo Ortizgris, Alfredo Castro
  • Duración: 128 minutos