Para el mundo de los cinéfilos, Charlie Kaufman se ha convertido a lo largo de los años en el cineasta por excelencia para navegar la incomprensible psique humana en forma de narrativa cinematográfica. Tal parece que su última producción no fue la excepción.

I’m Thinking of Ending Things (Pienso en el Final) es una película estadounidense del año 2020, escrita y dirigida por Charlie Kaufman, basada en el libro homónimo de Iain Reid,  y estelarizada por Jessie Buckley, Jesse Plemons, Toni Collette y David Thewlis. La cinta cuenta la historia de una joven pareja que emprende un viaje en carretera para conocer a los padres del chico. Durante el camino, la joven mujer comienza a tener dudas sobre su relación, lo cual desemboca en una travesía de visiones y realidades, cada una más extraña que la anterior. 

Teniendo cintas como Being John Malkovich (1999, Dir. Spike Jonze) y Anomalisa (2015, Dir. Charlie Kaufman) bajo su haber, parecía algo casi imposible pero, con su nuevo filme, Kaufman logró hacer su película más autocomplaciente hasta la fecha. El cineasta finalmente ha soltado por completo toda convención de narrativa y eso puede resultar en un desastre o un acto de genialidad, dependiendo del espectador. 

En esta ocasión, el guionista neoyorkino ha utilizado al tiempo y a la mente como cuarta y quinta dimensiones respectivamente (siendo altura, anchura y profundidad las primeras tres), esto tanto en el guión como en la utilización de las locaciones. Esto puede sonar rimbombante, pero en palabras más sencillas quiere decir que el realizador juega con la temporalidad y la psique de los personajes al representarlos como objetos y espacios físicos que pueden cambiar constantemente o ser atravesados. 

Esto nos lleva a un resultado innegablemente interesante, pero inexcusablemente difícil de comprender, y quien diga lo contrario está mintiendo con todo uso de conciencia. Pienso en el Final no es bajo ninguna circunstancia una película dominguera que pertenece al Top semanal de Netflix, aunque tampoco quiere decir que sea una pieza celestial que sólo los eruditos en el 7o. arte aprecian y comprenden. Más bien se encuentra en un punto medio. 

Pareciera que las ambiguas escenas escritas por el ganador del Oscar están específicamente diseñadas para diversas lecturas, para que el espectador aproveche su (como la cinta lo llama) especificidad universal y pueda rellenar los espacios en blanco con sus propias ideas.

Este concepto se ve reforzado por la extraña actuación de Jesse Plemons, un actor bastante capaz, que en esta ocasión entrega escenas taciturnas y lejanas que contrastan con la excelente actuación de Jessie Buckley, quien hace un espléndido trabajo. Dicha disparidad tan obvia sólo nos obliga a preguntarnos qué está pasando en realidad, qué es lo que no estamos viendo. 

Con estos elementos en mente, podemos decir que el impacto de la nueva obra del escritor de Eternal Sunshine of a Spotless Mind (2004, Dir. Michael Gondry) varía totalmente en el tipo de audiencia. Si eres un espectador que disfruta de las historias directas y cerradas, esta no es una cinta para ti. Si eres un espectador que piensa que si una película es polisémica, rebuscada y poco clara, se convierte instantáneamente en una obra de arte, esta cinta es totalmente para ti. 

Para el autor de este texto, I’m Thinking of Ending Things es un filme ambicioso y modesto al mismo tiempo, que utiliza una casa y una carretera como representaciones físicas de la mente de una mujer que intenta terminar con su novio, pero en el proceso recorre todas las vertientes de su decisión; lo que pasará con ellos, sus vidas, lo que nunca fue y lo que podría ser, en diferentes tiempos y realidades, que a la par presenta momentos impecables de actuación, guión y dirección, así como momentos extraños que parecen no llevar a nada más que a la satisfacción artística-ególatra del realizador.

Pero, como siempre, la interpretación más interesante será la que tú mismo generes desde la comodidad de tu sala, un segundo después de que comenzaron los créditos finales.