La naturaleza del amor

En una época en que la lucha de más parejas del mismo sexo por la equidad de derechos ha alcanzado un punto sin retorno, una obra como Príncipe y príncipe es necesaria para mostrar a las generaciones más jóvenes la normalidad y riqueza que tiene la diversidad. Si bien, generalmente la comedia funge como un duro crítico de las enfermedades sociales, en esta ocasión el montaje dirigido por Artús Chávez se vale de este género para mostrar la naturaleza del amor con independencia de la orientación sexual.

Foto: José Luis Gutiérrez

Príncipe y príncipe narra la historia de una reina que, tras años de gobernar, anhela su jubilación para poder descansar de sus múltiples ocupaciones y presiones. Sin embargo, existe un problema, su hijo, el Príncipe, aún está soltero, lo que le impide gobernar el reino que su madre está dispuesta a cederle. Ante ello, la reina convocará a las princesas de todos los reinos conocidos, para encontrar a la persona ideal para su querido hijo. Después de ver desfilar a princesas de todo tipo, el Príncipe encontrará el amor en la persona menos esperada para su madre.

La puesta en escena prescinde, a propósito, de un conflicto entre el Príncipe y su madre cuando éste elige a la persona con quien va a pasar el resto de su vida. Lejos de que dicha decisión presente un problema y abra una nueva subtrama, la reina acepta la elección de su hijo, con esto, la obra cumple su objetivo y demuestra la naturalidad con que debe ser tomada la diversidad. Príncipe y príncipe nos enseña que el amor es aquel que nace de manera natural y no está sujeto a preceptos o paradigmas.

Foto: José Luis Gutiérrez

Esta obra infantil tiene como punto más fuerte la ruptura de roles preestablecidos, pero manejados de una manera tan sutil y divertida que no implica un choque para el espectador infantil. En primer lugar, aparece la reina como jefa de familia, una mujer fuerte e independiente que no necesita de un hombre para gobernar eficazmente. El papel de esta mujer tergiversa la costumbre del matrimonio y ahora es la mujer quien obliga a su hijo a casarse. 

El Príncipe, en esta ocasión, lejos de ser el clásico guerrero varonil y rompecorazones, transforma su rol y se presenta como un joven al que la idea del casamiento le resulta absurda hasta que encuentra el amor. Finalmente, las princesas dispuestas a casarse fungen como símbolo de la diversidad que existe entre personas, géneros y gustos, diversidad que no implica obstáculo o aversión alguna durante la trama.

Foto: José Luis Gutiérrez

El elenco conformado por Anahí Allué, Miguel Romero, Christopher Aguilasocho, Eduardo Siqueiros y Margarita Lozano logra una perfecta armonía entre la comedia y la trama, sus actuaciones le otorgan dinamismo a la obra y la hacen sumamente ligera. Es interesante la manera en que juegan con el público y hacen que éste forme parte, por momentos de la puesta en escena. Príncipe y príncipe hace un inteligente uso de la comedia, pues equilibra diálogos, actuaciones y eventualidades sin abusar de ninguno de estos elementos, la ligereza de su comedia, sin caer en el absurdo, permite que tanto niños como adultos rían constantemente.

Foto: José Luis Gutiérrez

Príncipe y príncipe se basa en el cuento Rey y Rey de Linda Haan y Stern Nijland; la manera en que está representada es un gran ejercicio para que los niños aprendan y tengan conciencia sobre la normalidad de las diferentes orientaciones sexuales de las personas. Es una obra que habla de respeto, aceptación y sobre todo… del amor.

Visualmente la obra impacta; el minimalismo de su escenografía contrasta con los brillantes colores del vestuario de los personajes, permitiendo que éstos reluzcan. El uso de la iluminación genera que las elipsis temporales de la puesta en escena se encuentren bien marcadas. 

Foto: José Luis Gutiérrez