Hace 10 años “el otro” Steve McQueen nos regaló Hunger, quizá la más bella, quizá la más dura, quizá la más importante película de todo el siglo XXI.

El filme cuenta la historia de Bobby Sands (Michael Fassbender), un miembro de IRA (Ejército Republicano Irlandés) que lidera la huelga de hambre de 1981 en una prisión de Irlanda del Norte.  

A diferencia del cine de Jim Sheridan o Neil Jordan (portentosos pero politizados directores irlandeses), McQueen despoja su película de cualquier rasgo de tendencia ideológica. En su argumento, Hunger quizá sea una obra política, en su desarrollo, es un homenaje al espíritu humano, una película hecha para preguntarnos: ¿Qué estás dispuesto a hacer -o dejar de hacer- por lo que crees?

McQueen puso al servicio de Hunger su enorme capacidad para narrar. Narrar en todo el sentido de la palabra: sin trampas argumentales, sin efectos especiales, sin juegos de edición, sin “innovaciones” de estilo. La cámara en Hunger parece estar enterrada al suelo y puede pasar hasta 15 minutos estática observando el bestial drama de sus protagonistas. La película del británico se desarrolla en toda la tradición del cine de Robert Bresson; la cámara solo se mueve para evidenciar la quietud de la puesta en escena, si la narrativa fluye, es deber del camarógrafo detenerse a contemplar.

En Irreversible (2003), Gaspar Noé filmó la salvaje violación física de 15 minutos de Monica Belucci, en Hunger, McQueen expone la violación mental de Fassbender en un plano quieto de 17 minutos donde el protagonista desnuda su ideología, su razón, sus incongruencias y con ello, el alma del film. Brutal, claustrofóbico, revelador… Uno de los planos esenciales del cine contemporáneo.

Halagar la actuación de Fassbender es como elogiar la Sagrada Familia, el Sargento Pimienta o la cara de Audrey Hepburn; es un ejercicio ocioso y obvio, ya que es bello porque existe, no porque lo escriba.

A 10 años de su estreno, Hunger es más necesaria que nunca, ¿o es tan necesaria como siempre? No importa, necesitamos recordar que a veces es inevitable sacrificar para alcanzar, debemos abandonar -aunque sea por un día- nuestra comodidad y pasividad -esa apatía que en 1984 Kundera bautizó como la “insoportable levedad del ser”-.

Quizá vuelva a ver Hunger hoy, quizá vuelva a pensar que es la mejor película de los últimos 20 años, quizá me den ganas de abandonar mi apatía, quizá vuelva a creer en algo, quizá…

  • Hunger (Hambre)
  • Irlanda, 2008
  • Director: Steve McQueen
  • Guión: Steve McQueen, Enda Walsh
  • Con: Michael Fassbender, Liam Cunningham, Liam McMahon
  • Duración: 92 minutos