Plano general, un hombre sentado en una silla de ruedas da la espalda a la audiencia. El sujeto fuma un cigarrillo y lentamente voltea. Close up a su rostro, las luces se encienden, la puesta en escena Rodando da comienzo…

Rodando, la obra de Alejandro Acobino y Germán Rodríguez, es un monólogo inaudito. Narrado a manera de guión cinematográfico, nos cuenta la historia de la filmación de una road movie que termina en revelación personal.

Foto de Itzel Noguez

El objetivo principal de la obra es crear imágenes mentales en los espectadores, con cada diálogo, con cada descripción de tomas y con cada planificación de escenas; el actor Andrés Giardello planta una referencia cinematográfica en nuestros conscientes (y subconscientes). Wim Wenders, Quentin Tarantino, Felipe Cazals y Damián Szifrón asaltan mi memoria mientras presencio la función.

El trabajo actoral de Giardello, virtuoso en su precisa descripción de imágenes, crea la atmósfera perfecta para sentirte dentro de un plató de grabación. Su esfuerzo físico (excelente interpretación de un parapléjico), hace un uso perfecto del espacio y tiempo.

Foto de Itzel Noguez

Mención aparte merece la dramaturgia de Acobino y Rodríguez. Cada frase esconde un profundo conocimiento de la cultura cinematográfica, estamos ante el pensamiento y las palabras de un par de cinéfilos disfrazados de dramaturgos. Los diálogos brincan de lo clásico a lo moderno, del western al noir y de la realidad a la ficción con una facilidad destacable.

La dirección de Sebastían Sánchez Amunátegui denota sabiduría narrativa, los elementos (aunque escazos), descansan en su lugar ideal. El tono cinematográfico nunca se pierde y convive en paz con la narrativa teatral.

Foto de Itzel Noguez

La iluminación matiza a la perfección el mood dramático de la obra, cada color, es una emoción. La paleta de tonalidades crea la ilusión de que el escenario cambia constantemente, que se transforma a cada momento.

Rodando no es una obra de moralejas, es teatro de sensaciones duras y puras. El mensaje (si es que existe), es que la vida es como una road movie, la narración siempre avanza sobre ruedas (a veces las ruedas de un Ferrari, a veces las ruedas de una bicicleta), pero siempre para adelante.

Dicen que lo bueno viene en frascos pequeños, Rodando a penas alcanza los 50 minutos de duración, pero cada uno de ellos, merece la pena el viaje.

Foto de Itzel Noguez

  • Un Teatro
  • Monólogo
  • Segunda temporada (del 23 de abril al 11 de junio de 2019).
  • Martes 20:30 horas.
  • Dramaturgia: Alejandro Acobino y Germán Rodríguez.
  • Dirección: Sebastían Sánchez Amunátegui
  • Elenco: Andrés Giardello.