En el estreno de Antichrist en el Festival de Cannes de 2009, Lars Von Trier declaró la influencia de Andrei Tarkovski con una frase contundente: “Tarkovski es Dios”.  

Sí, Tarkovski es Dios, y como todos los dioses es venerado y odiado por igual. Algunos creemos en él, otros piensan que es simplemente un invento de un grupo social, como todas las divinidades ha sido sobrevalorado desmesuradamente y es difícil ponerlo en un nivel justo.

La 64 Muestra Internacional de Cine nos trae Stalker, quizá la película más representativa del director ruso, la cinta que mejor combina las cualidades y defectos del artista. Espesa, hipnótica y misteriosa; Stalker es una de las 10 o 15 películas de la historia del cine que no se parece a nada más, su originalidad la convierte en uno de los hitos del cine europeo de todos los tiempos.

Stalker narra la historia de un mundo postapocalíptico, en un país sin nombre. En esta realidad, tres hombres emprenden un viaje a “La Zona”, un lugar mítico donde años atrás cayó un meteorito y se cree que existe un poder extraño capaz de cumplirte tus deseos más recónditos.

La entrada a “La Zona” está prohibida por el Gobierno, sin embargo, guías clandestinos llamados Stalkers se encargan de pasar de contrabando a los viajeros más aventurados. Un profesor -encarnando a la ciencia y la razón- y un escritor -representando al instinto artístico-; se unirán a un guía para adentrarse al indescifrable lugar.

El poderío visual de Stalker es innegable, Tarkovski manipula la paleta de colores a su gusto. A veces sepia, otras a tantas blanco y negro, por momentos en tonalidades verdes; la película es un caleidoscopio operado por un genio desbordado, caprichoso e inspirado.

El film compone algunas de las tomas más elaboradas y complejas de la historia, cada fotograma es un esfuerzo excepcional a nivel técnico y narrativo; una tarea que solo una persona perdidamente enamorada del cine pudo llevar a cabo.

Stalker no es perfecta ni mucho menos, Tarkovski siempre despreció la prosa y la cambió por la lírica. Esto hacía que sus obras se volvieran dispersas e incluso incoherentes, normalmente yo atacaría esta postura, sin embargo, Andrei Tarkovski compensa esta debilidad con una asombrosa habilidad para crear imágenes inolvidables.

Es curioso que la Muestra Internacional de Cine haya elegido una película de 1979 para su selección, pero si existe una película atemporal en la vida, ésa en definitiva es Stalker. Su preocupación por la muerte de la espiritualidad, su crítica a la enajenación y su lucha contra los gobiernos totalitarios, la hacen una obra imperecedera e inmortal.

La 64 Muestra nos está dando una oportunidad única, ver Stalker en pantalla grande es ser parte de la historia, es revivir un momento clave del cine, es descubrir a un director gigantesco -quizá el más grande-, también puede ser una experiencia agotadora, aburrida y desesperante.

Mi recomendación: véanla y averigüen si creen o no en Dios.

  • Stalker (La Zona)
  • Unión Soviética, 1979
  • Director: Andrei Tarkovski
  • Guión: Arkadiy Strugatskiy, Boris Strugatskiy, Andrei Tarkovski
  • Con: Aleksandr Kaidanovsky, Anatoly Solonitsyn, Nikolai Grinko
  • Duración: 161 min.