Recientemente la cartelera de teatro se ha visto influenciada por temas llamados de interés común; circundados por problemas álgidos que nuestras sociedades viven día tras día. Todo esto está bien. Sin embargo, es importante seguir hablando de lo íntimo; de un elemento que también ha sido motor del arte desde siempre y cuyo uso tiende, tantas veces, a caer en un lugar común: el amor. El amor con todas sus gamas cromáticas: cálidas y frías. 

Foto: Luis Santiago

Producto de un proceso creativo inspirado por una historia personal, la obra de la compañía Pulmón Danza Teatro se convierte en un collage de imágenes y cuadros que podrían carecer de una secuencia lógica o de una trama tradicional, pero que logran representar la heterogeneidad de momentos que forman parte de una relación. Al final, en lo humano la linealidad no existe. 

En un escenario sobrio habitado por jarrones flotantes ─emulando los recuerdos─, flores, dos sillas, una mesa, diversos objetos cotidianos y una pareja protagonista; es un espectáculo interdisciplinario que incluye teatro físico, danza y otros elementos corporales, y cuya narración no tiene otra pretensión que ilustrar la interesante y nada ajena oscilación que existe al emprender un viaje de vida a lado de otra persona: sus fisuras y sus luces; todos los elementos que llevan al final de un camino, que llevan a desenganchar. 

Durante el fragmento que se presentó, tanto Constanza Amparán ─coautora de la obra y cofundadora de la compañía─ como Luis Escárcega ─actor invitado en esta temporada─ mostraron armonía y convicción de su mensaje no solo a nivel técnico sino también a nivel histriónico y corporal; lograron en pocos minutos hacer reír, pero también reflexionar. El diseño de movimiento construido con metáforas y con algunas acciones de mayor literalidad logró su cometido: hablar de un tortuoso y a veces muy brillante proceso hacia el desapego. 

Foto: Luis Santiago

‘’Stickiness es el efecto emocional que nosotros cargamos sobre los objetos. Yo decidí aplicar eso a las personas. Cargamos a nuestra pareja con ciertos conceptos, emociones y pensamientos que tal vez no corresponden, sino que nosotros imponemos y esa carga extra puede llevar a la ruptura. A fin de cuentas es compañía, no es imposición; nadie está ahí porque tiene que’’, comentó Amparán refiriéndose al título y su relación con la puesta en escena.

Por otra parte, Octavio Ahmic ─cocreador de la obra y compañía y quien estará alternando funciones con Escárcega─ expresó su interés acerca de la usual falta de educación emocional en las personas que conduce a la falta de imposición de límites, al aplazamiento de una separación y a entender la ruptura como algo negativo cuando, según el actor, deberíamos aprender que ésta muchas veces implica una carga positiva; un significado de liberación.  

Foto: Luis Santiago

Stickiness, o la sinuosa tarea de desarraigar es un ejemplo de cómo un lienzo en blanco se puede ir pintando de experiencias propias, individuales y colectivas; de aquel inconsciente que nos lleva a soñar para después crear y que nos demuestra que las relaciones no son monocromáticas; que las emociones son circunstanciales y ante todo, son finitas. 

Foto: Luis Santiago
  • Lugar: Teatro El Granero Xavier Rojas (Centro Cultural del Bosque en Chapultepec).  
  • Dramaturgia: Constanza Amparán y Octavio Ahmic. 
  • Elenco: Constanza Amparán, Octavio Ahmic, Luis Escárcega. 
  • Temporada: De jueves a domingo del 20 de febrero al 15 de marzo.