Vanessa Filho se estrena en la pantalla grande con Gueule d’ange, Cara de ángel en español, en donde nos narra la historia de Marlene (Marion Cotillard) y Elli (Ayline Aksoy-Etaix) en una relación de madre e hija descompuesta por el alcoholismo, la soledad así como por la crueldad y prejuicios sociales.

Se trata de una cinta tan lamentable como la situación que plantea. En su afán por enfatizar la irresponsabilidad del papel protagónico así como en su necesidad de amor, el drama termina convirtiéndose en una espiral de preguntas sin respuesta. Cualquier camino que pudo llevarse como motivo de reflexión, se desvanece en lo ilógico de sus escenas.

Cara de ángel también perdió los límites entre el homenaje y el plagio; en múltiples momentos nos remite a la maravillosa Submarino de Thomas Vinterberg, pero sin un solo pelo de la genialidad del danés. Cotillard también destella aires de Sandra Bullock en 28 días, pero lo hace de manera fría e incluso hacia el final su actuación termina siendo ridícula.

Una niña vagando, sin supervisión adulta que encontrará una conexión con un extraño que velará por su seguridad, ¿acaso no les suena a The Florida Project? Pero no, no hablamos de ella, quizá si de menos Filho hubiera contado con Willem Dafoe en su reparto, otro hubiera sido el resultado.

El colomo se encuentra en los primeros minutos de la película, en una escena que puede equipararse -segundo a segundo- al fragmento ‘Hasta que la muerte nos separe’, que forma parte de Relatos Salvajes de Damián Szifron; sólo que en la obra de Filho se pierde todo humor negro al sustituirlo por lo burdo: Marlen cantando con despecho a su nuevo esposo.

El resultado de la película nos deja un sabor totalmente amargo, se hace inexplicable el porqué formó parte de la selección Un Certain Regard de Cannes de este año. Hace unos días leía lo maravilloso de la interpretación de Cotillard y lo fascinante de su personaje; de eso no vi nada. En cambio pude reflexionar que de ella sólo recuerdo una buena ejecución: la de Edith Piaf.

La ópera prima de Filho se basa en una historia que bien pudo tornarse en 108 minutos desgarradores, sin embargo, no se logra sostener cuando vemos a una niña de ocho años seguir su vida sin ningún adulto a su alrededor, y no es que niegue la posibilidad de que suceda, es que el guión se olvida por completo de dar coherencia a sus personajes. Aunado a ello, se detectan con facilidad varios errores de continuidad.

En pocas palabras, Cara de ángel es una película de la que no encuentro nada que rescatar, podrá pasar por las carteleras sin pena ni gloria. Dedicarle más líneas sería una pérdida de tiempo tanto como verla.