Thanos tenía razón
A una semana del estreno de Avengers: Endgame he tenido tiempo para pensar con cabeza fría mi veredicto sobre la película, la pregunta que me viene a la mente sigue siendo la misma que cuando salí de la sala: ¿por qué les gusta?
Antes de comenzar mi crítica, me gustaría aclarar que no soy un detractor del cine de superhéroes ni del Universo Marvel, es más, esperaba con ansías ver el desenlace de la saga de los Vengadores.
La película no solo ha sido una decepción, sino que el fenómeno comercial que representa me ha obligado a reflexionar sobre nuestros hábitos como consumidores de entretenimiento, arte y cultura. Vamos por partes, ¿por qué no me gustó Avengers: Endgame?
(Comienzan spoilers, abandona la lectura si no has visto la película).
El guión desperdicia la historia
El cine, ya lo dijo Ingmar Bergman, es documento antes que otra cosa. El guión de Avengers: Endgame soluciona su trama a partir de decisiones aleatorias, cambios inverosímiles y salidas fáciles. Tomemos como ejemplo el eje narrativo que dejó su antecesora Avengers: Infinity War, Thanos, el villano de la película, eliminó al 50% de la población para sanear a la humanidad (optimizar recursos, mejorar la ecología, acabar con la corrupción). Esta decisión dejaba una interesantísima pregunta al aire: ¿los humanos merecemos el planeta en el que vivimos?
Después de conseguir su objetivo, Thanos se marcha al exilio y abandona su camino de conquista. Esta acción demostraba que el objetivo del villano morado era verídico, sus acciones no eran detonadas por la ambición, la locura o la maldad, equivocado o no, Thanos buscaba el bien de la humanidad. Este comportamiento lo convertía en uno de los villanos más complejos de la historia del cine de superhéroes.
Estas increíbles premisas fueron totalmente obviadas por el guión de Endgame, la película jamás se detiene a reflexionar en el universo que dejó Thanos, en las aristas de la decisión, en su pros y contras, en el sentido social, humano e incluso filosófico del genocidio. La psique de los Avengers en el guión era: Thanos es malo, extraño a mis amigos, regresemos el tiempo y hagamos como que nada pasó. Metafórica y literalmente, esa fue la solución del argumento del film.
Vale, has decidido crear una historia con viajes en el tiempo, por lo menos respeta tu guión y hazlo creíble. La película no sigue ninguna regla para dar coherencia a los saltos temporales, simplemente toma rutas random y acomoda a conveniencia los escenarios para que todo “salga bien”. En algún momento de la película, se hace una referencia (burla-homenaje) a las leyes temporales que propone Volver al Futuro, no soy fan de la película de Zemeckis, pero creo que los hermanos Russo deberían tomar algunas clases del director para saber cómo construir una historia de viaje en el tiempo inteligente, imaginativa y redonda.
Avengers: Endgame está llena de baches, saltos y vacíos argumentales, en una película que tiene 3 horas… 3 malditas horas para definir sus historias, esto es imperdonable. Todos las debilidades del guión (que no son pocas ni pequeñas) son justificadas con un aire de soberbia de los escritores que parece decir: “bah, no pienses solo disfruta, somos Marvel y podemos hacer lo que queramos”.
Poco respeto a los personajes
Sí, es verdad que Marvel ha basado su universo cinematográfico en el humor, es cierto que han acertado en no tomarse tan en serio a sus personajes y permitirles algunas licencias cómicas, sin embargo, esta “humorización” ha llegado a límites patéticos en Endgame. De repente, la broma se convirtió en triste parodia y como ejemplo, tenemos a los personajes de Hulk y Thor.
Los superhéroes son su mitología y cuando te burlas (que no es lo mismo que renovar) de sus orígenes estás cometiendo un error fatal. La mitología de Hulk está fundamentada en el relato de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, en la premisa de que puedes separar la furia de la razón. El atractivo principal de ver al “hombre verde” en pantalla, era que en un segundo lo podías mirar destruyendo escenarios como una bestia salvaje y al otro instante lo podías ver como Bruce Banner, dando una solución totalmente racional, todo en un mismo personaje.
En Avengers: Endgame, Hulk (bajo el estúpido argumento de que ha logrado equilibrar sus personalidades), se convierte en una especie de Ned Flanders de piel verde que no termina por ser gracioso, tierno, inteligente o salvaje. Se queda a la mitad de todo y nada, su presencia me resultó ñoña y desesperante.
Thor es el otro síntoma evidente de esta enfermedad. Entiendo lo que intentaron hacer los guionistas con este personaje, todos esperábamos ver un Thor “mamado”, perfecto, “macho-man”, gracioso pero a la vez poderoso, rudo pero a la vez sensible y bla bla bla… En su lugar nos encontramos con un viejo panzón, borracho y desalineado. Comprendo el chiste (jaja), pero la broma debería agotarse en tres minutos, ah no, los escritores decidieron mantener a Thor así ¡durante toda la película!
Sin duda, fue una decepción para los que se fueron a “echarse un taco de ojo” con Chris Hemsworth, para los que querían ver al Dios del Trueno en toda su expresión y para los que creemos que debe existir un respeto por la construcción de personajes.
Supongo que los Russo lo hicieron para desmitificar al personaje, para humanizar al héroe y de paso, eliminar el cliché sexual de mostrar a Thor sin camisa. Si es verdad, para mí fallaron en sus tres objetivos, lamentable.
Cine de aventura, sin aventura
Los fans del cine de superhéroes pueden perdonar incoherencias en la historia o falta de respeto a sus personajes, pero algo que nunca debería aceptar un fan de este género, es la falta de acción. Avengers: Endgame me pareció aburrida. Antes de ver el film, algunas críticas me habían vendido la batalla final como una de las mejores jamás filmadas, sinceramente, yo no lo vi. La acción tarda en arrancar aproximadamente 2 horas, entre los “lloriqueos” iniciales de los protagonistas, la ejecución del plan (si es que se le puede llamar plan) para regresar a la vida a todos y uno que otro “chistorín”, la aventura llegó cuando la película agonizaba. Para cuando la lucha final arribó, yo ya tenía un ojo con Morfeo.
La acción es muy breve y cuando la pelea parece tomar ritmo, los guionistas deciden darle término a la historia (una vez más), con un chasquido de dedos. Es tal la falta de imaginación que la película acaba exactamente igual que Infinity War, solo que esta vez, a la voluntad de los dedos de Iron Man.
El presunto drama
En una entrevista con los medios americanos, Chris Evans aseguró que había llorado “seis veces durante la película”. Una de dos: o el Capitán América es ultra sensible o tiene tremendo basurón en el ojo. Para mí la carga dramática de la película se basa en un solo momento: la muerte de Tony Stark, ¿dónde más? Los reencuentros con los personajes que regresaron de… (¿de dónde carajo regresaron? ¿De la muerte, el inframundo, el purgatorio?… bah no importa) fueron totalmente anticlimáticos. ¿Alguna vez vieron una escena conmovedora entre el Rocket y Groot? ¿A alguien le importó que Doctor Strange estuviera de vuelta? Los personajes más importantes de Marvel estuvieron “muertos” durante 5 años y fueron recibidos como si “algún” tío estuviera de visita en la casa.
¿Se supone que debo conmoverme porque el personaje de Robert Downey Jr. se nos fue (esa infumable copia de Dr. House) o porque Capitán América tuvo una esposa? Quizá mi alma está muerta, pero el presunto drama de Avengers: Endgame no me movió ni un solo cabello.
Avengers: cómo consumimos cine en la actualidad
Algunos podrán preguntarse por qué le doy tanta importancia a una simple película o por qué dedicarle tanto tiempo a un film que ni siquiera me agrada. Para mí, el fenómeno “Avengers” es de vital importancia para entender temas como la crisis de guiones en el cine, la falta de propuestas en la industria nacional o los bajos estándares que tenemos como audiencia.
Es verdad, el cine está hecho para las masas y como la mayoría de las personas, yo también disfruto con historias de superhéroes, sagas adolescentes, comedias escatológicas y películas “palomeras”; yo también alimento contenidos sobrevalorados (soy fan de Game of Thrones). Este tipo de cine y televisión tiene el todo el derecho de existir, el problema no está en el “cómo” ni en el “dónde” sino en el “cuánto”.
Actualmente, Avengers: Endgame tiene presencia en el 100% de las salas de Cinépolis y Cinemex (exhibidoras más importantes -casi monopólicas- de México). Hasta ahí todo bien, no hay nada de malo con este modelo de distribución, el asalto está en la cantidad de salas y horarios que acapara la película en los distintos complejos. En cada cine, este film representa del 60 al 80% de los horarios, si a esto le sumamos el hecho de que Avengers se mantendrá en cartelera un lapso de entre 1 y 3 meses (promedio groseramente mayor al de la mayoría de las películas estrenadas), tenemos en nuestras manos un monstruo muy peligroso.
En esta realidad, la pregunta que me viene a la mente es: ¿cuántas películas se han dejado de estrenar, cuántos filmes se han dejado de realizar o cuántos guiones no se han escrito, porque no hay espacio en la cartelera comercial mexicana? La respuesta es cientos de proyectos cinematográficos al año.
Esto del lado de los cineastas, guionistas, actores y trabajadores de la industria, ¿pero qué hay de la audiencia? Imaginen por un momento una persona que no cuenta con conexión a internet o televisión por cable, su único contacto con el cine es la cartelera de las salas comerciales. Llega a su complejo y las alternativas son Avengers o Avengers, el único referente que tendrá esta persona del cine, será esta película. ¿Esto es grave? Sí, el cine es arte, el arte es cultura y la cultura es educación, el monopolio de la cultura es un crimen que están cometiendo las distribuidoras y el Estado.
En esta realidad, el espectador promedio de cine en México y el mundo, tendrá una opinión muy reducida en cuanto a qué es bueno y malo en el cine. Quizá si alguien hubiera visto las coreografías en la batallas de Ran (Akira kurosawa), las escenas de acción de Avengers no serían tan impresionantes, quizá si más personas conocieran los protagonistas de los westerns de Ford o Hawks, el personaje de Downey Jr. no sería tan memorable, quizá si más gente tuviera como referencia el diseño de personajes de Miyazaki, los cosplays de los superhéroes no serían tan alucinantes, tal vez si las comedias de Joe Dante tuvieran más visibilidad los “chascarrillos” de los Vengadores no serían tan graciosos. Quizá sí, quizá no… No hay nada de malo en que te guste o no te guste Avengers: Endgame, lo grave es que no tengamos referentes para comparar y poner a ciertas obras en su justo lugar.
Esta semana se estrenarán Us, la nueva pesadilla de Jordan Peele (Get Out) y Mid90s, la grandiosa ópera prima de Jonah Hill. Vayan a verlas, dejen descansar a Avengers una semana, les prometo que no irá a ningún lado en un par de meses, ayuden a que nuestra cartelera se más nutrida y variada.
¿Mi conclusión personal sobre la película?: Thanos tenía razón, 50% de la población debió desaparecer, los vengadores debieron quedarse descansando en el limbo y Avengers: Endgame, jamás debió de existir.
- Avengers: Endgame
- Estados Unidos, 2019
- Directores: Anthony Russo, Joe Russo
- Guión: Christopher Markus, Stephen McFeely (Cómic: Jim Starlin. Personajes: Stan Lee, Jack Kirby)
- Con: Robert Downey Jr., Chris Evans, Mark Ruffalo, Chris Hemsworth,Scarlett Johansson, Jeremy Renner, Don Cheadle, Paul Rudd, Brie Larson
- Duración: 181 minutos