Republicano o demócrata, mexicano o americano, seguidor o detractor; para bien o para mal, nada ni nadie ha quedado indiferente ante la figura de unos de sus ¿políticos?, más controvertidos de las últimas décadas. Donald Trump jamás pasa desapercibido y el universo del arte y el entretenimiento no es la excepción.

En un mundo donde lo políticamente correcto es el pan de cada día -al menos en el discurso-, la figura de Trump sin duda resalta, desconcierta y preocupa. Como pocas veces en la historia reciente, grupos de artistas y figuras mediáticas se han unido para repudiar a un candidato a la presidencia. Estrellas del rock como Michael Stipe de R.E.M, Steven Tyler de Aerosmith, Neil Young, Adele, entre muchos otros, le han pedido al candidato republicano en múltiples ocasiones no utilizar sus canciones en sus actos de campaña.

El mundo de la música no es el único que enfrenta al otrora empresario y multimillonario, Hollywood -hogar del liberalismo americano- también se ha manifestado de forma categórica en contra del ascenso de Trump a lo más alto de la política norteamericana. Actores como Bryan Cranston, Juliane Moore, George Clooney o Kevin Spacey por mencionar solo algunos, han señalado en diversas ocasiones su enfado y su temor en contra de Donald Trump.

Las manifestaciones artísticas en contra del candidato no son exclusivas del cine o la música, artistas como la pintora australiana Ilma Gore, han expresado su rechazo a través de su arte. De la misma forma, artistas como el dibujante Eric Yahnker, William Powhida o Akira Horikawa, han volcado su pincel en contra de la figura del republicano.

Injusto no es la palabra que busco, sin embargo, sería reduccionista no decir que también hay figuras mediáticas y artísticas que apoyan a Donald Trump: Charlie Sheen, Chuck Norris, Jon Voight, Stephen Baldwin o Gary Sinise, son algunos de los nombres que concuerdan -si es que se puede concordar-, con el mensaje del empresario.

Independientemente del show mediático que se ha creado, la verdadera reflexión que quiero hacer es: ¿Cuál es el papel que tiene el arte y el entretenimiento en la formación de una opinión política? ¿Estas figuras mediáticas están conscientes de la influencia que tienen sobre sus audiencias?

Internet nos regaló la oportunidad de llegar a miles, millones con nuestro arte o nuestros mensajes, pero también, nos dio la responsabilidad de la reflexión. A unas cuantas horas de haber terminado el primer debate presidencial y a poco más de un mes las elecciones, Donald Trump pasó de ser una broma muy pesada a una cruda realidad que pone en duda los límites de la democracia, los medios, la acción artística y por qué no decirlo, la cordura.

La actriz México/americana, Eva Longoria, en un arranque poco común de sensibilidad declaró:  “Yo pienso que él (Trump) y la gente no entienden que las palabras crean veneno emocional”. Desconozco si el arte tiene el antídoto para este veneno, si sus figuras más representativas serán definitivas en la decisión de voto, pero la realidad mediática, este carnaval de mensajes y declaraciones han creado un exceso de Trump por aquí y Trump por allá, ¿será que estamos dándole de comer al monstruo al que tanto tememos?