Conocí al productor danés Trentemoller a través de una amiga en la universidad, al momento su música no me atrapó, yo tenía demasiados prejuicios contra la electrónica y aparte de la música de Carl Cox o algún corte de Fatboy Slim o Röyksopp, nada de ese mundo llamaba mi atención, todo me resultaba artificial… sin chiste.

Años después Trentemoller regresó a mi vida en forma de recomendación de Spotify, sí como lo leen, la plataforma de música digital fue la encargada de redescubrirme al DJ. Quizá no es la historia más romántica ni la más llamativa, pero qué más podemos hacer en este mundo moderno y tecnológico.

El track en esa ocasión fue ‘Miss You’ y el enganche inmediato. Lo primero que llamó mi atención fue la aversión -casi repulsión- del danés hacia la moda, en un mundo en que Calvin Harris, Avicii, David Guetta o Steve Aoki dirigen el universo electrónico, Trentemoller resultó una antítesis a lo convencional. Oscuro, atmosférico, cadencioso, áspero… su música choca con toda la parafernalia que ofrece la moda electrónica actual: felicidad, inmediatez y levedad… la insoportable levedad del ser millenial.

La discografía de Trentemoller me recuerda a un largo soundtrack, su música es cinematográfica y con esto me refiero a que es muy evocativa. Sus canciones no te envuelven sino que acompañan y crean imágenes, es decir, el músico escandinavo crea encores más que piezas musicales sueltas.

Cada disco de Trentemoller encajaría perfecto en algunas filmografías, por ejemplo, su álbum Lost sería ideal para un retorcido thriller de David Fincher. Su disco debut The Last Resort, sería el complemento perfecto para alguna pesadilla de David Lynch y su última entrega, Fixion, haría las delicias de Nicolas Winding Refn y su obsesión por la música de los ochenta.

Si lo tuyo es Robert Smith o David Gahan en combinación con Aphex Twin, deberías darte una vuelta por esta oscura discografía. ‘Deceive’, ‘Vamp’, ‘Moane’, ‘River of Life’; a cualquiera de estas canciones Ian Curtis les daría su visto bueno.

Recuerdo una fiesta en la preparatoria, la mayoría de los asistentes eran niños fresas, en el estereo mp3 sonaban los Strokes, de repente, un niño dark se acercó para colocar su cd de Lacrimosa. Básicamente eso es Trentemoller en la escena de música electrónica actual, un gótico en Tomorrowland.