La magia de Cien Años de Soledad

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, Netflix habría de recordar aquella tarde remota en la que se le ocurrió realizar una desafiante adaptación del libro estrella de Gabriel García Márquez: Cien Años de Soledad.

¡A quién se le ocurre semejante barbaridad! O al menos eso han dicho algunos críticos poco especializados sobre la realización de este proyecto. Sin embargo, si uno sabe lo mínimo del lenguaje cinematográfico, esta traducción resulta verdaderamente enriquecedora. Debes ver esta nueva joyita de la cultura latinoamericana. ¿Por qué? ¡¿Ya te pellizcó la curiosidad?!

Gabo siempre mantuvo un profundo interés por la televisión como un instrumento útil para la formación cultural en América Latina. Por eso, en diciembre de 1986, creó en Cuba la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL), de la cual surgió la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV). Este legado cinematográfico resuena en este maravilloso proyecto como el daguerrotipo de Dios, tanto así que podría marcar un nuevo canon en las producciones latinoamericanas, especialmente en su país de origen: Colombia.

Desde el diseño de producción, la recreación de un pueblo entero en distintas etapas de su desarrollo social, las escenas de batalla, hasta un chorro de propuestas visuales que capturan el realismo mágico, esta serie brilla. Tan sólo los encuadres, las transiciones y la colorimetría evocan sentimientos tan potentes como los párrafos llenos de algarabía y entraña que caracterizan la obra de García Márquez. No hace falta ver más de cinco minutos para captar la esencia de lo dicho.

¿Cumple con las expectativas del libro? Pues sí, y lo hace muy bien. El realismo mágico en el cine es sumamente difícil de trasladar a la pantalla. Recordemos que esta corriente literaria puede mezclarse con elementos de fantasía, terror o surrealismo. Hay una línea muy delgada entre estas categorías, pero el realismo mágico tiene una característica contundente: contar hechos reales que incluyen elementos maravillosos o irreales. Y lo más importante, los personajes no reaccionan con perplejidad ante la magia, sino con una cotidianidad que resulta clave. La serie captura estos momentos extraordinarios de manera brillante, incluso con una representación visual próxima a lo sublime.

¡Ojo! No esperes magia en su máximo esplendor, esto no es Wicked. Aquí, lo mágico está en lo cotidiano como un hombre atado a un árbol, una muchacha que come tierra, o un rastro de sangre que camina solo. No es un viaje onírico; es una inmersión en un formato que suma al disfrute de la narrativa.

¡El realismo mágico ha revivido, señoras y señores!

Las críticas han explotado con exigencias poco coherentes para una adaptación. La más ridícula parece ser: “No son como yo me los imaginaba”. Es que, seamos sinceros, uno tendría que estar picando piedra para no entender que, aunque algunas adaptaciones de libros famosos han dado en el clavo con un elenco bien recibido por los fanáticos, jamás se ha podido trasladar la imaginación única de cada lector al cine o la televisión.

En este caso, los actores seleccionados para encarnar a los Buendía han sido un acierto chulísimo. Destacan las actuaciones de Claudio Cataño como el Coronel Aureliano Buendía y Marleyda Soto Ríos, quien interpreta magistralmente a Úrsula Iguarán. Y me pongo de pie al decir que Marleyda Soto ha superado al personaje homónimo en las páginas de la novela. Porque la forma en cómo se mueve, gesticula y habla es una forma tan poco sólida en la novela que acá lo hace y de inmediato carga con la narrativa completa de la obra. Porque (sin spoilers), Úrsula Iguarán es la representación humana de Macondo, y lo sabemos cuando las lluvias cesan. Guiño, guiño.

Es la atmósfera construida y lograda en la puesta en escena lo que distingue esta producción. Los personajes actúan con ese mismo espíritu que marca la novela. Vemos la profundidad del discurso trasladada a secuencias, movimientos de cámara, ángulos y close-ups. Eso sí, peca un poco de pulcritud, un sello distintivo de las producciones de Netflix, que también podemos ver en One Piece y Pedro Páramo, adaptaciones igualmente formidables y bien recibidas, pero con esa marca de agua visual muy notoria.

El libro Cien Años de Soledad es un imperdible de la literatura. Para mí, está dentro del top tres de obras favoritas. Sin embargo, no es para todos. Eso no le quita su estatus de éxito mundial ni el reconocimiento a su grandioso poder literario. Esta serie ofrece una excelente puerta de entrada para quienes aún no se han aventurado en el universo de Macondo. Estoy seguro de que más de uno terminará por incluir esta novela en su lista de pendientes antes de morir.

¡Sí, ya ve a verla, por favor!

 Esta adaptación dirigida por la formidable Laura Mora, (Directora Colombiana de otra producción de Netflix: Los Reyes del Mundo de los capítulos 4-6)y Alex García López (Director Argentino de otras series como  The Witcher y Daredevil)hacen un trabajo magnífico, así mismo los guionistas José Rivera & Natalia Santa Camila Brugés Albatros González destrozan y reconstruyen los pasajes literarios a la realidad que observamos a través de la fotografía tan preciosa. No sólo honran el legado literario de Cien Años de Soledad, sino que también expanden sus límites hacia nuevas generaciones, ofreciendo una versión visual que encierra la magia y la profundidad de Macondo. Si eres amante del realismo mágico o simplemente buscas una producción que eleve los estándares de las series actuales, esta es para ti. Porque ahora, lo único que nos quedará saber, será si los siguientes 8 capítulos cumplen con la expectativa y el estándar altísimo que han hecho los primeros.

Aquí, entre mariposas amarillas y sueños eternos, uno se da cuenta de que vivir es un acto de magia, y Netflix, por esta vez, ha sabido evocarla muy bien. Así que no lo pienses tanto, dale play y deja que Macondo te posea. Total, si tú también traes Macondo en el corazón, nadie podrá contigo.