El pasado 11 de noviembre, la compañía Danza Visual presentó un espectáculo interdisciplinario en el Teatro de la Ciudad. El Camino del Colibrí es una obra que combina distintas artes escénicas, las leyendas prehispánicas y nos muestra el camino que debemos seguir para estar por siempre con nuestros seres amados. 

Nuestro país está repleto de leyendas, algunas se conservan y otras surgen cada día. Una gran parte de nuestras historias vienen de la época prehispánica y hasta la fecha, le damos sentido a muchas cosas gracias a estas leyendas. 

La leyenda de El Colibrí y la Flor de Cempasúchil es una de las más bellas que tenemos en nuestro folclor mexicano. Como en muchas otras, esta leyenda habla del amor que se tenían dos jóvenes, Piltontli y Huitzillin, que debido al destino son separados y sometidos a realizar nueve pruebas para volver a reunirse. 

Combinando la danza contemporánea, folclórica y prehispánica, el ballet y actos circenses, la compañía Danza Visual nos muestra la travesía que debe hacer Huitzilin junto con su xoloitzcuintle por el Mictlán para volver a reunirse con su amado. 

Además de las danza, un coro se encarga de sonorizar la puesta en escena. Ya sea con ópera, con violín o con tambores, el viaje también entra por nuestros oídos. Algo que hace diferente a esta obra son las melodías cantadas en náhuatl, tanto piezas originales, compuestas por Rogelio Marín, como canciones que todos hemos escuchado. Amor Eterno de Juan Gabriel, pudo escucharse en náhuatl, mientras que otras canciones más contemporáneas como Hasta la Raíz de Natalia Lafourcade y Aquí No Es Así de Caifanes, fueron cantadas en su idioma original. 

Al final de la leyenda, Piltontli y Huitzillin se reencuentran y su amor se inmortaliza de una forma muy bella. Piltontli es convertido en una flor de cempasúchil gracias al dios del sol, Tonatiuh. Huitzilin por su parte, se convierte en un colibrí que va a buscar a Piltontli para posarse sobre su centro. La leyenda marca que mientras existan las flores de cempasúchil y los colibríes, el amor de los jóvenes estará vivo. 

De la misma forma, la compañía muestra esta transformación con un acto final lleno de luces y movimiento. 

Visualmente el espectáculo multidisciplinario está lleno de colores y movimiento. La poca participación de diálogos se compensa con las actuaciones de los bailarines  y músicos. Con comedia, con seriedad y respeto, El Camino del Colibrí llega a los corazones de los espectadores para iluminar sus caminos. 

Finalmente, la asociación Culturalmente Responsable, le entregó a la compañía una acreditación como una institución comprometida con el desarrollo y el crecimiento de la cultura y el arte en México.