La posmodernidad ha traído consigo diversas problemáticas sociales, cada una con gran importancia de ser atendida desde distintos ejes de abordaje con el fin de mantener una calidad de vida digna para los seres humanos. En un mundo donde la fugacidad económica, política, social y mediática ha comenzado a predominar, resulta urgente, prioritario y vital el cuestionarnos qué acciones podemos emprender como ciudadanos para contribuir a la construcción de un mundo mejor para cada ser humano. 

¿Por dónde comenzar? En materia de Derecho yacen las bases que establecen las pautas y normas por las que los distintos territorios alrededor del mundo se rigen. Constantemente pensamos que el Estado es el responsable de múltiples problemáticas que tienen lugar día con día. Sin embargo, ¿qué tan difícil puede ser el intentar resolverlas?

Discutir, planear, proponer, criticar y redactar una ley conlleva una serie de pasos a seguir junto con todo un equipo de trabajo, hay que previsualizar los posibles escenarios negativos que pueden derivarse, buscar que sea una ley equitativa, justa y con sentido social. 

¿Te atreverías a intentarlo? El Parlamento de la Memoria ofrece una experiencia inmersiva en donde, durante dos horas, te conviertes en un congresista que, dependiendo del tema del día, deberá discutir en mesas de trabajo los aspectos más relevantes de la problemática para obtener conclusiones basadas en la cooperación y la lluvia de ideas, siempre en un ambiente de respeto, con guías que te brindarán el entusiasmo para no rendirte e intentar realizar propuestas.

Imagina una obra de teatro donde los actores tienen diálogos buscando incentivar constructos sociales, pero tú tienes el papel protagónico, pues las ideas que brindes pueden fungir como la base en la creación de una nueva ley que intenta mejorar la sociedad. Gentrificación, urbanismo, ecología, vivienda; la variedad de temas es inmensa, sinónimo de lo dinámica y a la vez divertida experiencia resultante. 

No te preocupes, absolutamente todas las personas podemos volvernos congresistas durante dos horas; los especialistas en el tema del día siempre te acompañarán durante el proceso, ayudándote a pulir tus ideas y demostrándote que cada persona puede aportar su granito de arena, ninguna opinión es equivocada cuando se intenta ayudar a nuestra sociedad. 

Al desarrollarse en el escenario del Teatro Casa de la Paz, volverte congresista se vuelve un cargo que te hace sentir importante, a la par de conocer nuevas personas que te ayudarán en el proceso, provocando que la experiencia no termine en el lugar, sino que te posibilita ampliar tu círculo social, expandir tus horizontes ideológicos y explotar tu pensamiento crítico. Posicionarte como congresista y participar en las mesas de trabajo te demuestra el gran corazón, la sabiduría, la versatilidad, las cualidades que cada persona posee, sin importar sus características sociodemográficas, para apoyar la creación de un mundo mejor. 

¿Aburrimiento por lo que tiene que ver con Derecho? las sesiones del Parlamento brillan por lo divertidas que llegan a ser, desde el momento en que pisas el teatro te vuelves acreedor de tu credencial única como congresista, misma que puedes personalizar dibujando tu rostro con los colores que más te agraden, además de escribir tu nombre de la manera que consideres más conveniente. Un moderador puntualiza el tiempo restante para la discusión y redacción de la ley, esta última con la opción de ser una receta de cocina o un poema, el lado creativo y literario jamás estará peleado con el sentido político dentro del Parlamento.

Finalmente, incluso si no tienes basto conocimiento en el tema, en cada sesión hay una plática introductoria llevada a cabo por un especialista en el tema, permitiéndote adentrarte de manera más profunda y obtener un panorama general del mismo. El Parlamento de la Memoria es un lugar donde la reflexión, el sentido social, el pensamiento crítico, pero sobre todo, el compañerismo y la pasión por ayudar a la sociedad tienen lugar, demostrando que cada uno de los seres que componemos el mundo tiene mucho que aportar.