La oscura atmósfera detrás del escenario del Teatro Estefanía Chávez Barragán de la Facultad de Arquitectura de la UNAM se convierte en el escenario ideal para la presentación de “La Guerra Fría”. Bajo la pluma del prestigioso Juan Villoro y la dirección de Mariana Giménez, esta producción protagonizada por Mariana Gaja como Carolina, Bernardo Gamboa como el Gato y Jacobo Lieberman como Bernardo, cuestiona la naturaleza de las relaciones humanas con el “disco pirata de Lou Reed” acompañándonos durante esta historia.

La Guerra Fría es una explosión de intensidad y pasión de un confinamiento voluntario entre dos personas cuya relación va en picada haciéndolos cuestionarse qué tan importante es seguir ahí o moverse para llegar a lugares más oscuros de los cuáles no saben nada. La narrativa va tejiendo los caminos de Carolina y el gato mostrando una delgada línea entre el círculo vicioso y la decadencia vital que viene con el viaje de LSD. Un muro simbólico se levanta en medio de la habitación como aquel muro en Berlín que separa la ciudad entre 1981 y 1984 —años entre los cuáles sucede la historia— una metáfora de la división que existe no solo en lo físico. 

Graja, Gamboa y Lieberman son la triada que nos comparten con intensidad y precisión la vida de estos personajes que buscan en medio del caos bien planeado de la escenografía un espacio para encontrar sus emociones que al igual que el disco de Lou Reed parece estar perdido en algún lugar del que no se acuerdan. Esta escenografía fue desarrollada a partir del taller que impartió el escultor Abraham Cruzvillegas logrando una fusión entre lo conceptual y lo tangible, creando un espacio que nos lleva a lo desolado y enmarañado de la vida de los personajes. 

Esta obra me deja con batalla de cuestionamientos, una guerra fría de reflexiones sobre cómo ofrecemos nuestro calor sin que el hielo de la incertidumbre nos congele. ¿Hasta qué punto podemos ser trincheras para los demás sin convertirnos en un lugar de guerra para nosotros mismos? ¿En qué latitud de tiempo soltar amarras se transforma en el deshielo más liberador? La dependencia, nos arrastra a los rincones más gélidos de nuestra mente y de nuestra existencia, susurrándonos que no hay más allá de esos campos que hoy nos envuelven. El sentido de humanidad nos convoca a resistir, a mantenernos erguidos en medio de las ráfagas, buscando estrategias para ser la fogata que cubra el frío de la soledad del otro.

Esta obra se presenta en el Teatro Estefanía Chávez Barragán (Antes Carlos Lazo), con una temporada que abarca del 30 de noviembre al 09 de diciembre y del 25 de enero al 24 de febrero, de jueves a sábado a las 19:00 horas. Este teatro se encuentra en la Facultad de Arquitectura de la UNAM en Ciudad Universitaria. 

La Guerra Fría es una historia que fusiona la música, con la intensidad y la visión artística. Es una invitación a explorar las complejidades del amor y la desunión, con actuaciones que dejan huella y una dirección que guía al público a través de este viaje emocional. No se pierdan la oportunidad de presenciar este proyecto que desafía, conmueve y permanece en la memoria después de que las luces se apagan.