La Ira de Narciso, es un monólogo del año 2015 escrito por el dramaturgo Sergio Blanco, en el que mediante el uso de la autoficción escribe sus quejas sobre los problemas del pensamiento artístico moderno así como de la vida de alguien que no es feliz con su vida en el arte. La historia cuenta con una estructura confusa, la explicación más sencilla es plasmarla como: Un actor (En este caso Cristian Magaloni) hace el papel de un actor que interpreta a Sergio Blanco contando la historia de cómo escribió el texto que el intérprete desarrolla en el montaje, haciendo que no solo sea una autoficción sino que también funge como una metaficción, la cual rompe la cuarta pared y distorsiona muchos de los elementos de la historia conforme esta misma avanza. 

De manera sencilla, la historia es la siguiente Sergio es un profesor y dramaturgo quien dará una conferencia en Liubliana sobre la mirada de Narciso, la historia pega un giro cuando durante estancia observa una serie da manchas de sangre en su habitación, cosa que lo hará emprender una búsqueda del origen de estas, a la par que comienza un vínculo sexual con un hombre misterioso llamado Igor. 

El director Boris Schoemann, trae al teatro El Granero una nueva temporada de este montaje que destaca en su ambientación ayudada de la iluminación perfectamente cuidada para  crear elementos oníricos, enfatizar emociones o destacar escenas donde el personaje quede ensimismado con lo que está pensado, hay un elemento de iluminación en particular que destaca más que el resto y es a mi parecer el que mezcla desde el inicio la realidad con la ficción del montaje, el actor entra con el público al teatro y se sienta en una de las butacas las cuales están iluminadas con una luz fría, poco a poco la butaca del intérprete comienza ser iluminada con una luz cálida, para que el espectador se concentre en él y, sin primera, segunda o tercera llamada, el actor se pone de pie y comienza su monólogo. 

El trabajo actoral de Cristian Magaloni es asombroso, logra capturar la atención del público por toda la obra con su ágil y nutrida actuación que puede cambiar de facetas tan rápido que hasta parece natural la forma en la que disfraza el dolor de su personaje como si el mismo sintiera lo que sergio, las partes donde muestra la ira de Sergio son tan enganchante

s que uno comienza a creer en el discurso que este mismo evoca a la hora de mostrar su inconformidad con la indiferencia de sus colegas artistas, incluso con la poca utilería que posee el montaje logra hacer que cada uno de los espacios se sientan llenos de elementos que se pueden ver y tocar. En lo particular, destaca el uso de una computadora que con ayuda de videos pregrabados plasma emociones de distintos seres humanos que no están presentes en el lugar de la ficción, y hablando de personajes, es digno de admiración el trabajo de Magaloni para encarnar un abanico de gente que viene y va en la historia.

Los simbolismos de la obra, están presentes en el propio discurso del persona, ilusiones, perdidas y sueños de lo que pudo ser su vida se encuentran dando vueltas todo el tiempo, también presenta un reflejo de una vida que ya no encuentra propósito mirando de frente a su amante en quien se ve proyectado para escapar de una realidad. El final del montaje presenta una serie de convenciones incluso surrealistas en su narración que hacen cuestionar al espectador sobre la veracidad de ciertos puntos tratados en el relato, esto claro hablando de la ficción que el intérprete realiza sobre el personaje de Sergio. Los anhelos plasmados en esta historia son puestos en momentos que muestran la lejanía con la que el personaje ve el éxito de su vida aun cuando está frente a él.  A grandes rasgos la obra trata sobre la necesidad autodestructiva de un hombre que tuvo éxito fuera de lo que deseaba.

La ejecución de todos los aspectos del montaje son desarrollados de manera impecable por todos los miembros de la compañía Los Endebles tomando una historia rica en simbolismos para convertirla en una catarsis emocional en la que más de uno puede sacar elementos identificables. La Ira de Narciso estará en temporada cuatro semanas, a partir del jueves 13 de febrero hasta el 9 de marzo, jueves y viernes a las ocho de la noche, sábados a las siete y domingos a las seis de la tarde.