Crecer implica madurar, ver las cosas desde otra perspectiva, alcanzar la libertad añorada, ¿pero a qué precio? Crecer implica renunciar a la infancia, fracturar la memoria de una niñez cuyos recuerdos viven ante la constante amenaza de ser abrasados por los problemas de la vida adulta. Latentes, escrita y dirigida por Eduardo Córdoba, navega en este limbo entre la infancia y la adultez, con un final contundente y estremecedor.

Latentes es una metahistoria que muestra los problemas a los que se enfrenta una compañía de teatro a semanas de estrenar una obra infantil en la que han trabajado por varios meses. A los problemas con la escenografía, el vestuario, los trozos actorales y la nula promoción, se une el hecho de que aún no se ha escrito el final de la obra. El tiempo apremia y mientras intentan encontrar un final digno para su obra a través de dinámicas que incluyen juegos infantiles, la compañía continúa con los ensayos de su obra incompleta.

Dentro de esta obra se narra la historia de un grupo de niños que despiertan en un mismo sueño. Al principio están maravillados con encontrarse juntos, pero la alegría da paso al terror cuando se percatan de que ya no son los niños que solían ser, ahora son unos adultos. Alguien les ha robado el tiempo y, con éste, su niñez. 

Los niños se enteran de que, si quieren recuperar su infancia, deberán viajar por un fantástico e inexplorado mundo y cruzar un río antes de la tercera  campanada. Si no lo consiguen se quedarán atrapados en ese mundo para siempre. Durante su viaje conocerán a reinas, brujas y animales que hablan. Renunciarán a elementos que definen su niñez y buscarán a toda costa recuperar su infancia. 

Latentes logra mostrar el significado de la infancia a través de los ojos de unos niños que dejaron de serlo. El contraste que muestra entre los actores cuando están en el escenario interpretando la inocencia, contra los que están ocupados en administrar su obra, permite ver cómo la niñez se diluye conforme el ser humano crece, como los sueños se transforman en trabajo y como lo sencillo se complica.

Ambas historias se encuentran unidas por un mismo objetivo: perpetuar la infancia. Los niños buscan a todos costa regresar a su estado natural, los que conforman la compañía indagan en su infancia con el pretexto de encontrar el final de su obra infantil. Ambos añoran su pasado, ambos se aferran a sus recuerdos, ambos aún saborean la ambrosía de su niñez.

El ritmo de la puesta en escena cambia abruptamente durante los 60 minutos que dura. El espectador es expulsado del mundo fantástico en el que los niños buscan recuperar su infancia y son arrojados al frío mundo de la realidad en donde la compañía busca montar su obra, mientras intentan no romper el nexo con su niño interno.

Esta variación de mundos le otorga riqueza a la trama y permite el tratamiento del tema de la obra a partir de dos perspectivas que se antojan contrarias.  El mundo fantástico que se construye se asemeja al de Lewis Carroll, los niños deambulan por un camino que los llevará inexorablemente a una etapa de la que desean escapar.

Latentes gira en torno a la infancia, a esa etapa de la vida en que la imaginación y los sueños son todos, esta etapa se ve ensombrecida por factores externos al infante que inciden directamente en la culminación de su niñez. Un niño no deja de serlo, lo convierten. La infancia no se acaba, la terminan. Esta obra muestra los intentos de unos seres que se aferran a una infancia que es consumida por el fuego de una sociedad indolente.

La obra culmina con una revelación que estremece, golpea e impacta a un espectador que no se encuentra preparado para un final tan fuerte. El final contrasta con el tono de toda la obra, lo que consigue que cause un impacto mayor.

Esta puesta en escena invita a reflexionar sobre el significado y la importancia de la infancia. Sobre los recuerdos de la niñez. Sobre la responsabilidad que tiene la sociedad para con los niños. 

Latentes, es una obra escrita y hecha con el corazón, lo que se evidencia en cada diálogo, cada movimiento y cada gesto de los actores. Esta obra se presentará en el Centro Cultural El Hormiguero, todos los domingos del 15 de mayo al 05 de junio del 2022 a las 13:00 horas.