El pasado 30 de septiembre de 2023 inició la temporada de Palabras Rendidas, escrita y dirigida por el brillante Eduardo Said, cuya creación es una noble manera de conectar con la historia de cada espectador mediante la historia propia de las actrices, con el propósito de conmover sus sentimientos.

En palabras del director, la idea del proyecto surgió el mismo día del fallecimiento de Héctor Bonilla, actor y político mexicano. Para Eduardo Said, la obra consiste en “un homenaje a la creatividad y a todas las personas que nos han inspirado”.

En esta primera función, las participantes fueron Sally Lessieg, Fernanda F. Valenzuela, Natasha Cubria, Sandra Coria y Wania Rangel, mujeres de presencia intensa, entregadas al público en todo momento.

La narrativa fue creada por las intérpretes a partir de sus vivencias personales y particulares. El talento del dramaturgo fue vincularlas a todas en un mismo hilo, el cual se desenreda paulatinamente conforme avanza la obra.

Una a una, cada actriz se arma de valor frente al público para contar una historia que ha marcado su manera de vivir a partir de la cicatriz plasmada por una figura masculina: el novio, el padre o el hijo.

Por turnos, las mujeres narran un fragmento de lo vivido. De manera ocasional, en la historia de alguna, otra ejecutante da voz a un personaje involucrado en la misma, guiando la remembranza de los hechos. 

La puesta es minimalista por excelencia: el escenario es dominado por la presencia de las cinco mujeres que se dan vida a sí mismas acompañadas de sillas de madera clara, una para cada una. Lo demás son luces que se posan en las figuras de las actrices al momento de interpretar.

Para contar con tan pocos elementos, la obra es sumamente ambiciosa. Sin darse cuenta, uno se ve  inmerso entre pensamientos, recuerdos, temores, secretos y confesiones de las mujeres. Generas empatía por ellas, las comprendes; eres incluso capaz de verte reflejado. 

El elenco ha sido maravilloso de inicio a fin. Han tenido una actuación espléndida. El poder de su mirada, penetraba en el público de una manera que lo hacía sentir aquel personaje que rasgó la vida de ellas. Así de estridente fue estar ahí. 
No me queda más que invitar a los lectores a visitar el Círculo teatral y dejarse impresionar por Palabras Rendidas, una obra que ha demostrado que cada despedida es un acto de amor.