Snapland, donde los deseos (casi) se hacen realidad
Las redes sociales han evolucionado, dejaron de ser únicamente el espacio virtual en el que disfrutamos de un momento de ocio para convertirse en un lugar mucho más cercano a la realidad. Donde las consecuencias no solo están implícitas en el bloqueo de una cuenta o en la suspensión de una publicación también aparecen en la autoestima de las personas, en su manera de relacionarse fuera de las pantallas.
Las compañías La ficción de los vencidos producciones y Jockeys Machine son las encargadas de presentar Snapland, donde los deseos (casi) se hacen realidad. una obra en la que se muestran a 3 adolescentes que están ansiosos por asistir al festival con el mismo nombre. Este lugar promete ser el sueño adolescente, un espacio donde pueden ser libres para hacer las cosas que siempre han deseado, donde van a poder conectar con una de las 50 mil personas que asistirán al evento.
Snapland está descrito como una mezcla entre Tomorrowland y Burning Man —incluida la quema una criatura gigante para finalizar— un lugar para pretender que no existe un solo día más después de estar ahí y el acceso al festival también implica un aumento en la escala social que ha marcado a los adolescentes desde siempre, una necesidad por tener la aprobación de una mayoría. Esta es en un principio la meta que tienen los protagonistas de la historia, poder asistir, sin pensar en todo lo que se verán implicados a hacer para conseguirlo.
La historia gira en torno a Tamara y Lucía dos amigas —interpretadas por Alejandra Farah y Mel Olivares— quienes se encuentran inscritas en una red social, Tamara tiene la popularidad y Lucía tiene la inteligencia —vaya, un lugar común— ambas tratan de encontrar ganar sus accesos al festival teniendo más interacciones. Ambas comienzan a salir con un hombre que parece ser maravilloso y que comienza a mostrar actitudes peligrosas.
Por otro lado, tenemos a Carlos —representado en escena por Alberto Juárez— el novio de Lucía quién en un principio se acerca a ella por instrucción de la voz omnipresente que resulta ser el personaje representado en el vídeo mapping por Eduardo Tanús —Al más puro estilo del Big Brother de Orwell—. Este personaje llega a intervenir el vínculo que existe entre las dos amigas.
Esta puesta en escena trata de representar los distintos puntos a los que se puede enfrentar un adolescente durante este periodo en el que la libertad parece ser un sueño que llega cuando la mayoría de edad se cumple, pero que en el fondo guarda una relación caótica en la que las emociones son tantas y tan efusivas que resulta difícil controlarlas y esto mismo es lo que ocurre con la producción donde los elementos son tantos que por momentos se llega a perder el sentido de ellos algo que seguramente irá mejorando con el transcurso de las funciones.
Puedes acudir a ver Snapland hasta el próximo 28 de agosto a las 18:00 hrs ya sea de manera presencial en el teatro La Capilla o bien si lo prefieres presenciarla de manera virtual. Los boletos están disponibles en la Boletopolis.com