Hace unos días comenzó la temporada de Tape en el Foro Shakespeare esta obra es la historia de dos amigos que se encuentran en una habitación en un hotel y que a partir de una plática casual se van adentrando en una historia turbia que termina por revelar un crimen que uno de ellos cometió hace más de 15 años, un delito que parece minimizar por el tiempo que ha transcurrido y que deja plasmado como es que el pacto patriarcal se va perpetuando desde los actos más pequeños hasta situaciones que parecerían imposibles de defender. 

En medio de un festival de cine independiente un director se reencuentra con su amigo —un dealer fracasado y bombero voluntario— y mantienen una plática que los lleva a recordar acerca de su pasado en la preparatoria dónde ambos tuvieron una relación con María una joven que hace mucho no ven, que solo saben algunas cosas de su vida, pero que para ambos fue una mujer importante. Ella ha tenido una vida exitosa a lo largo de los años que ha dejado de ver a este par y parece haber olvidado cualquier suceso que para ellos fue importante. 

La dramaturgia de Stephen Belber llega una vez más a los teatros y nos deja ver cómo es que los problemas de violencia de género siguen estando vigentes a pesar del paso de los años; El texto de Belber también ha sido adaptado al cine en la cinta Tape del 2001. Nos muestra una relación masculina en toda la expresión de la palabra, una charla cotidiana que podría ser entablada por tus compañeros de trabajo, tus amigos o incluso familiares. 

Durante la puesta podemos nos llevan a principios de los años 2000 por el uso de expresiones que quedaron atrapadas en aquella época y que hoy en día parecen estar tan desgastadas que ya no son parte de la forma coloquial de hablar de las personas que representan. Estoy hablando del uso de la palabra “wey” que al inicio parece estar puesta ahí a modo de comedia, pero que con el avance de la obra llega a un punto el que se vuelve incómoda, pero que después se convierte en una muletilla que pasa desapercibida por las repeticiones que tienen durante la obra. 

Los personajes también parecen estar hechos para ser parte de una comedia, pero con el avance que va teniendo la narrativa podemos ver un cambio que parece ser abrupto y que termina por esconder la esencia de la comedia para convertirlo en personajes que llegan a incomodar por la forma en que se desarrollan, sobre todo pensando en los hombres. En el caso de María desde su llegada a la escena parece contrastar con el ritmo que llevan ellos y es quien marca la pauta para que la acción se lleve a cabo. 

Esta obra explora las relaciones masculinas, la amistad y la fraternidad que parecen estar puestas como un campo de lealtad entre hombre es en realidad un pacto patriarcal que sirve parar cubrir los hechos más turbios y tapar los delitos que se cometen. Me gustaría ver en Tape un retrato de una sociedad que ha cambiado, pero lo cierto es que incluso en 2023 las risas que se dejan escuchar en el teatro llegan con los comentarios misóginos que están puestos para incomodar más que para ser graciosos. 

Esto habla mucho más de la sociedad en la que vivimos que de la misma obra, por eso creo que el valor de Tape se encuentra en las reacciones que como sociedad podemos percibir, más que en la historia que se conjunta en el escenario. 

Esta obra dirigida por Guillermo Logar tiene dentro de su elenco a Fernanda Valencia, Eli Nassau y Daniel Fuentes Lobo, este equipo se estará presentando los lunes y miércoles a las 20:30 horas hasta el próximo 28 de agosto en la sala principal del Foro Shakespeare.