Las diferencias culturales siempre nos pueden llevar a campos fértiles para el odio y este sentimiento es tan complejo que a veces lo queremos definir como una contraparte del amor, cuando en realidad se trata de algo diferente. El odio no solo se trata de no amar a alguien, se trata de generar un rencor y un resentimiento que en muchos casos no tiene un fundamento sólido, solo es el reflejo de nuestras propias inseguridades, de los miedos más profundos que salen para expresarse con una agresividad que no podemos controlar, porque no podemos reconocer en uno mismo el enojo que está guardado. El odio para mí no es más que un exceso de enojo. 

Los conflictos sociales vienen del odio que se ha generado en gran medida por una falta de empatía que nos hace ver nuestra realidad como única, esto lleva a que no podamos terminar de entender la otredad como un elemento que convive con lo conocido. Un caso muy conocido de esto es el de judíos y palestinos quienes a través de los años han mantenido un conflicto por el territorio haciendo que la convivencia entre ellos lleve a los actos más terribles. 

En Tierra del Fuego abordan estos temas cómo parte de la trama y nos cuentan la historia de Yael —una mujer judía— que sufre un atentado a manos de dos palestinos quienes con una ráfaga de disparos y una granada buscaban acabar con la vida de las personas en ese autobús, el objetivo lo lograron parcialmente, pues mataron a la mejor amiga de Yael —una chica de 25 años que se iba a casar— mientras que de ellos uno muere por la explosión de la granada y el otro, Fahad es arrestado y vive su condena en Londres dónde la protagonista va a visitarlo 22 años después de aquel suceso. 

Este encuentro resulta en un evento que marca la vida de ambos, pues comienzan a establecer una relación que los orilla a entender la realidad que habían vivido, por una parte la vivencia judía después del holocausto los había hecho regresar a su territorio, mientras que los palestinos se ven despojados por ejércitos de judíos que pedían regresar a su espacio por un derecho divino aunque ellos llevaban generaciones viviendo ahí. Más allá del conflicto político y la diplomacia que esto supone la obra nos lleva a conocer dos versiones dónde el sufrimiento ha estado presente en la vida de las personas. 

Esta historia nos va cuestionando sobre los dos grupos, pero este tema no solo se queda ahí, la segregación que existe la podemos ver en los temas migratorios de nuestro país dónde por una parte la entrada de personas europeas y americanas para vivir aquí están fomentando una gentrificación en la Ciudad de México, mientras que para 

La forma en que nos muestran las circunstancias nos hace cuestionarnos que tanto de la historia que sabemos viene desde una integridad de circunstancias y cuando se crea a través de un punto de vista unilateral dónde hay buenos y malos que no pueden ser juzgados desde otra forma. En la dirección de Tiago Correa podemos ver cómo en la elección de los colores nos remontan al pasado usando una iluminación azul o incluso en la ropa de los personajes los fragmentos que nos remiten al pasado tienen como referente este color. 

Las actuaciones en Tierra del fuego son parte esencial para que esta obra esté tan bien lograda, el elenco conformado por Paola Arrioja, Horacio García Rojas, Paco de la O, Okaury, Diana Quijano y Juan Aguirre con una dramaturgia de Mario Diament se estará presentando los miércoles y jueves a las 20:30 horas en el Foro Shakespeare hasta el próximo 04 de octubre.