En una oscura sastrería en un barrio de Chicago de los años 50 se desarrolla un conflicto protagonizado por un sastre inglés y una de las familias de gánsteres más fuertes del estado. La mezcla entre ingenio y sosiego serán las armas que Leonard, el sastre, tendrá que utilizar para salir vivo de una trama cuya violencia aumenta exponencialmente y en donde la luz es consumida por la oscuridad de aquel pequeño local olvidado.

El sastre de la mafia, dirigida por Graham Moore, es una película construida a partir de la intriga y el choque de poderes en donde el ingenio es un halo de luz que ayuda a resolver un conflicto que se complica al final de la trama y que tiene un desenlace tan sorpresivo como forzado. La historia se desarrolla en una sola locación, la sastrería de Leonard, que sirve como guarida de los secretos más oscuros de la mafia de Chicago.

Leonard es un sastre autoexiliado de Inglaterra por razones tan oscuras como el ambiente que se delinea en su local. Ha sobrevivido gracias a que confecciona la ropa de una familia de mafiosos con mucho poder en Chicago, además su sastrería funge como centro neurálgico de las operaciones de los mafiosos. Una noche Richie, hijo del líder de los gánsteres, irrumpe en la sastrería herido por una bala que le atravesó el cuerpo. Leonard es obligado a tratar la herida de Richie a instancias de Francis, el segundo al mando, quien lo amenaza de muerte.

La trama se complica cuando Leonard se entera de que en las afueras de Chicago existe una guerra por obtener una cinta que contiene un audio en donde se devela la voz de un traidor. La cinta, que en la película sirve como un perfecto Macguffin, es atesorada por bandas rivales y una asociación secreta de gánsteres con poder en todo el país. Mientras esperan al líder que viene en camino para ver a su hijo, Leonard, Richie y Francis se inmiscuyen en un juego de sospechas, recriminaciones y odios vedados que salen a la luz y culminan con la muerte de Richie.

Francis obliga a Leonard a esconder el cuerpo de Francis en la sastrería antes de que llegue el padre del difunto gánster. En un juego que rememora a La soga de Alfred Hitchcock Leonard y Francis pretenden engañar al líder de la mafia sobre el paradero de su hijo, aunque el cadáver ocupa el mismo espacio que ellos. Es aquí donde el juego de poderes se presenta en su máximo esplendor y el ingenio de Leonard reluce para salir del conflicto en que se encuentra.

El final de El sastre de la mafia es sorprendente y sumamente creativo, aunque abusa de múltiples puntos de giro en un espacio de no más de quince minutos, lo que limita su credibilidad y desgasta el elemento sorpresa. No obstante, las explicaciones que se ofrecen en el desenlace funcionan para redondear una trama que se fundamenta en un juego de intriga y la capacidad actoral de Mark Rylance (Leonard) para engañar tanto al público como a los personajes durante la más de hora y medio que dura la película. 

A pesar de que el filme se desenvuelve en una sola locación, el juego de luces y sombras que se exhiben tanto en la imagen como en los diálogos y en el desarrollo de los propios personajes, logran que la película funcione y evite que el interés del espectador se caiga, pues constantemente es estimulado con pequeñas subtramas que se entretejen en la trama principal y culminan en un desenlace inesperado.

El sastre de la mafia es un filme en el que el diálogo supera a la acción, pero que no se demerita por esta situación, la intriga y el suspenso están muy bien construidos y mantienen el vilo al espectador hasta el desenlace que puede tanto impresionar como destruir la verosimilitud del filme.