Después de la Dictadura Perfecta (2014), Luis Estrada dejó la vara muy alta en cuanto a la sátira política que caracteriza su trabajo y en este 2023 regresa con ¡Que Viva México!, una cinta que es un mosaico de la mexicanidad y que pretende retratar la realidad contemporánea de nuestro país desde la perspectiva de una familia bastante peculiar. Sin embargo ¿Será que esta cinta se encuentra a la altura de sus anteriores trabajos? Vamos a averiguarlo.  

Desde la Ley de Herodes (1999) Luis Estrada acaparó los reflectores del cine mexicano por una crítica ácida a los sistemas de poder que rigen el país y por la creación de personajes e historias que ejemplifican, de una forma incómoda, pero tal vez necesaria, la realidad de una tragicomedia que se gestó desde el proceso de independencia. Esos elementos se han vuelto característicos de su trabajo y ¡Qué Viva México! cuenta con todo eso pero ¿qué la hace diferente a las anteriores?

En primer lugar, esta cinta nos presenta a Francisco Reyes (Alfonso Herrera) un acaudalado ingeniero que trabaja para una compañía reconocida y que se da la gran vida junto a su esposa María (Ana de la Reguera) y su familia en la Ciudad de México. Pero, la vida de Reyes de estos personajes da un vuelco cuando se solicita la presencia de Francisco en la tierra que lo vio nacer, el pueblo de “La Prosperidad”, un lugar ubicado en medio de la nada al norte del país.

Es aquí donde conocemos a toda la familia de “Pancho” interpretada por talentos de la industria consolidados en México de todas la edades, como es el caso de Ana Martín, Luis Fernando Peña, Mayra Hermosillo, Álex Perea, Cuauhtli Jiménez, Sonia Couoh, Vico Escorcia y los infaltables Damián Alcázar junto a Joaquín Cosío. Sin duda, el elenco de la película es un gran logro y es una de sus fortalezas, puesto que cada uno de los personajes se hace notar y ejemplifica tanto lo diversa como lo compleja que puede llegar a ser una familia mexicana.

En el caso de Damián Alcázar y Joaquín Cosío existe una peculiaridad muy interesante, debido a que interpretan a 3 personajes distintos en esta obra. Esto es una genialidad, puesto que después de haber estado en tantas películas del director, no hay duda de que son los talentos insignia del Estrada-Verso y definen con creces muchas de las personalidades a las que han dado vida, de tal forma que su rol aquí es un tributo bien merecido. 

Creo que no hay mejor palabra para definir esta película, tributo, debido a que todas las situaciones en las que se involucran los personajes son un recuerdo vivo de todo lo que hemos visto en las películas pasadas, pero aterrizadas en el México actual y con una comedia que resulta incómoda por el mar de referencias tan nefastas que hay hacia la política, la sociedad y personajes o eventos que es imposible no conocer como mexicanos.

La historia de Pancho y los Reyes nos obliga como espectadores a navegar por las aguas de los pleitos familiares, la burocracia, el nepotismo y pone de relieve el duro contraste de la desigualdad. En este sentido, Francisco es un personaje que reniega su origen y nos hace pensar en el tipo de familias que surgen derivado de la crisis económica o en general de una realidad en la que parece que siempre jugamos de visitante, en donde no alcanza para nada pero nunca se le puede negar un taco a alguien. 

Si El Infierno puso sobre la mesa el tema del narcotráfico y la Dictadura Perfecta el aterrador poder de los medios de comunicación, entonces ¡Que Viva México! toca una fibra sensible con la conocida célula social, la familia, y parece que da una pista importante sobre la raíz de muchos de los problemas que aquejan al país al ser el hogar nuestro primer contacto con otras personas. No es un tema sencillo y se puede abrir un debate interesante sobre cómo se retrata la mexicanidad desde la familia Reyes, así que la polémica está más que presente.

Otro punto central de esta cinta son los simbolismos, las referencias van acompañadas de nombres, objetos y detalles visuales en las señales de carretera, el logo de la empresa de Pancho o hasta los rótulos que adornan las fachadas de “La prosperidad”. Esto es algo que el director, junto a su coguionista Jaime Sampietro, saben manejar muy bien ya que aderezan la sátira y le dan más importancia a las locaciones de la obra.

Todo esto nos lleva a tocar el mayor problema de la cinta que es su duración. Desafortunadamente da la sensación de que el tramo final se extiende en demasía, porque se repiten situaciones de la historia que no dan solución al conflicto y es comprensible que se le quisiera dar un cierre a todos los personajes, pero al final eso resulta cansado y no se siente interesante. 

Lo anterior es aún más notorio si se conocen las películas pasadas, ya que no resulta difícil descubrir el desarrollo de la trama y hacia dónde va encaminada. 

¡Qué Viva México! es un reconocimiento bien merecido para todo el elenco, en especial para Damián Alcázar y Joaquín Cosío, así como talentos reconocidos como el de Ana Martín y Ana de la Reguera, cuyas trayectorias hablan por sí solas y con un Alfonso Herrera destacado en un papel protagónico que será difícil olvidar. 

Se trata de una película más que recomendable para todas las personas que siguen el trabajo del director desde hace años, pero que se debe tomar con cautela por el tema de la duración. Es una cinta que se presta para el debate con la familia, conocidxs y amigxs que gusten de la sátira política, así que sin duda es una buena opción para ver en el cine a partir del 23 de marzo.