Siempre que la Academia se da cuenta de su propia intrascendencia, decide llamar la atención del público subiendo el número de nominados a Mejor Película. Naturalmente, muchos de los que se cuelan en el listado no tienen nada qué hacer ahí.

Licorice Pizza es una película estadounidense de 2021, escrita y dirigida por Paul Thomas Anderson y estelarizada por Alana Haim, Cooper Hoffman, Sean Penn y Tom Waits. Ambientada en el Valle de San Fernando en los 70, la película sigue a un estudiante de secundaria que también es un exitoso actor infantil. 

El director de Phantom Thread (2017) vuelve a ser galardonado por segunda película consecutiva. En esta ocasión intenta unirse a la moda más reciente de alabar a California y redimirla aunque sea un poco de la mala reputación que ha ganado en los últimos años. 

Regresando a su etapa de Boogie Nights (1997. Dir. Paul Thomas Anderson) mezclado con Once Upon A Time… In Hollywood (2019. Dir. Quentin Tarantino), el director viaja en el tiempo para capturar el encanto pasado de una época más simple. Una época en la que era correcto que una mujer adulta abusara de un niño sin que a nadie le pareciera extraño. 

Al puro estilo de Call Me By Your Name (2018. Dir. Luca Guadagnino), la nueva película de Anderson se lleva las palmas y las ovaciones romantizando el abuso de un adulto hacia un niño. En pleno Hollywood políticamente correcto, parecería risible la idea de un filme así, sin embargo, parece que a nadie le resulta relevante siempre y cuando no sea un hombre heterosexual abusando de una joven niña heterosexual. 

Con buena música y química entrañable, el realizador californiano pretende llevarnos de la mano por una serie de viñetas inconexas que, aunque en efecto resultan chuscas, nunca constituyen una historia sólida, coherente o interesante. 

Licorice Pizza es el ejemplo perfecto de la hipocresía hollywoodense, por lo que tal vez sí cumple su objetivo de ser un retrato fiel de la esencia de California. Escenas perdidas, actores pasables y música popular clásica no constituyen lo suficiente para hacer una obra maestra, de lo contrario Suicide Squad (2016. Dir. David Ayer) habría ganado más categorías además de Mejor Maquillaje y Peinado. No obstante, parece que para los cinéfilos y la Academia, esto es suficiente para nominarla a las tres estatuillas más importantes del cine occidental.