El caballo negro de Netflix que se postula para ser una de las grandes sorpresas en el evento de premios más importante del año. Dirigida por Edward Berger, Sin Novedad en el Frente nos muestra el lado más crudo de la Primera Guerra Mundial desde la perspectiva de un joven soldado alemán, en un contexto que marcó de forma irreversible a la Europa de principios del siglo XX y que puso de manifiesto el nivel de crueldad al que puede llegar el ser humano.

“La guerra, la guerra nunca cambia”, estas son las palabras con las que el conocido actor Ron Perlman inicia el videojuego de Fallout 3 (2008), obra conocida por su ambiente postapocalíptico derivado de una guerra nuclear y que muestra el absurdo de la autodestrucción humana. Esa frase, que Perlman dice con un tono sumamente sombrío y melancólico, frente a un páramo desolado por la destrucción, sirve para describir el sentimiento que deja Sin Novedad en el Frente.  

Adaptada del libro homónimo, creado por el autor Erich Maria Remarque, esta cinta cuenta la historia de Paul Bäumer, interpretado por Felix Kammerer, un joven alemán entusiasmado por enlistarse en el ejército junto a sus amigos con el objetivo de poder viajar a París, sin tomar en cuenta el riesgo y la magnitud de lo que implica ir a la guerra, en especial a la primera gran guerra europea.  

Con esa premisa, el viaje de Paul es interesante, pero al mismo tiempo bastante deprimente, ya que nuestro protagonista y sus compañeros pasan por un proceso militar dentro del cual se ejemplifica el lado más oscuro de las campañas bélicas, en el que se reciclan uniformes de soldados muertos para abaratar costos y donde el trauma generalizado de las tropas deriva en una deshumanización necesaria para sobrevivir. 

No por nada, es fácil que esta película haga recordar a Full Metal Jacket (1987) del director Stanley Kubrick, por la crítica inherente que se hace a la guerra y lo perversa e ilógica que esta puede llegar a ser. Sin embargo, y considero que este es un punto muy importante, a diferencia de aquella, esta obra nos hace empatizar con el bando alemán gracias a la perspectiva de Paul y sus amigos, un frente históricamente catalogado como villano en la narrativa bélica del siglo XX.

Con lo anterior, la relación del personaje principal con sus camaradas es central para su desarrollo, debido a que estos no son presentados como títeres sanguinarios sin cabeza, sino que se hace un esfuerzo muy loable por humanizarlos en un escenario que los obliga a vivir al límite y donde ellos son su única red de apoyo. En cuanto a esto, también cabe recalcar el trabajo visual del vestuario, debido a que hay detalles importantes que marcan la evolución de Paul como protagonista, por lo que el uniforme militar adquiere un simbolismo único dentro de la historia.

Es en los pequeños detalles donde Sin novedad en el Frente brilla con creces, ya que los escenarios, el diseño de producción, las imágenes y el diseño sonoro sirven para enfatizar momentos clave que son complementados por un buen ritmo que marca el paso de los acontecimientos.

Paul es quien determina esta visión de la guerra, pero él es sólo un pequeña parte del escenario bélico, por lo que todo el trabajo que hay detrás de la película sirve igualmente para resaltar las posiciones de poder entre la infantería y los altos mandos que deciden el curso del conflicto. Es aquí donde recae la importancia de personajes como el de Matthias Erzberger (Daniel Brühl) y el General Friedrich (Devid Striesow), quienes representan la rivalidad a gran escala entre aquellos que quieren detener el genocidio y los que están aferrados a continuar. 

Esta película puede ser digna merecedora del Oscar en varias de las categorías en las que está nominada, ya que es interesante ver el valor de lo que cuenta y cómo lo cuenta, con momentos que se quedan grabados en la memoria e imágenes que cuentan con una carga simbólica llamativa. Quizás a ratos puede parecer algo lenta, pero al verla una segunda vez y prestando especial atención a los detalles, puede ser una experiencia inquietante e inmersiva. 

En una época marcada por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, Sin novedad en el Frente describe con crudeza y desesperanza una carrera armamentista en la que no hay ganadores, ni perdedores, en la que es difícil aceptar que una vida humana pueda valer tan poco y donde sólo cabe esperar a que terminen los ciclos interminables de muerte para que estos se reinicien, es por ello que la guerra, la guerra no cambia nunca.