Del director de Chilangolandia, Carlos Santos, llega Señora Influencer, una película que no te deja indiferente ante su propuesta alocada y atrevida. Con Mónica Huarte en el papel protagónico, esta es una obra que sorprende por presentar un discurso interesante en torno a las redes sociales y que se ve aderezada por una edición que ayuda a conformar una película más compleja de lo que aparenta.

Hace un par de años, el documental de El Dilema de las Redes Sociales abrió el debate sobre hasta qué punto el internet y la tecnología han moldeado nuestro comportamiento como individuos y sociedad. Su trascendencia nos permitió, como audiencia, entender el lado oscuro de un universo de datos lleno de realidades contrastantes. Es por ello que resulta interesante ver cómo se rescata una parte de ese tema en la historia de Fátima, la Señora Influencer.


Mónica Huarte interpreta a una mujer que vive una realidad restrictiva. Faty es alguien que no ha experimentado la interacción de las redes sociales y que, a partir de un evento que cambia su vida, toma la decisión de adentrarse en ese mundo, sin tener en cuenta las consecuencias que se aproximan. Su interpretación es un vehículo emocional potente con el puedes llegar a empatizar por las situaciones que atraviesa, pero que igual desciende a facetas más oscuras de su personalidad conforme avanza la historia.

La historia es sencilla y está ambientada en la época actual, pero lo que verdaderamente te atrapa son los giros de esta. Cada vuelco de la historia va acompañado de pistas que la película te da a cuenta gotas, hay indicios de lo que ocurre con la psicología de la protagonista y su desarrollo, lo cual se cuenta a partir de imágenes o transiciones que te mantienen al pendiente sobre lo que sucede.

Por ello, desde un inicio resulta intrigante lo que se va a presentar, porque comienza con una secuencia que te plantea preguntas que no son tan propias de una cinta de comedia, una constante que se repite para tener un tono que transita de una forma alocada entre géneros como el drama o hasta el terror tipo slasher. Una vez que estás dentro del barco de Señora Influencer sólo puedes dejarte llevar por el camino y sorprenderte con la propuesta.

Pero el viaje de Faty por el mundo de las redes sociales viene acompañado también de personajes que pertenecen a distintas facetas del internet. Están otras influencers, como las que interpretan de gran manera Macarena García, Bárbara Lombardo y Diana Carreiro; los trolls y haters de Faty, quienes son presentados con una edición interesante frente a la cámara; y el padre de nuestra protagonista, un director de cine que vive de sus glorias pasadas y que mantiene a su hija como la princesa atrapada en la torre del castillo, con el pretexto de “protegerla” de los peligros del mundo virtual. 

Estos personajes ayudan al desarrollo de Faty, porque no sólo se trata de personajes de internet superficiales, sino de elementos que están ahí para hablar de temas más complejos, como la realidad líquida y efímera que existe en internet, el abandono, la violencia de género, así como le pérdida de la inocencia, entre otros.

Es por ello que esta película no te deja indiferente, puedes llegar a la sala de cine con la idea de lo que estás a punto de ver, pero ya que la  experimentas resulta interesante por las aristas que toca, simplemente no te lo esperas y siento que eso es un gran logro. Es bueno ver que se proponen apuestas más arriesgadas en una película mexicana como esta para explorar posibilidades que le puedan mover el tapete a más de una persona. 

Otro gran acierto de la película son dos canciones que se presentan al inicio y al final de la cinta, se trata de melodías súper pegajosas que contrastan por los acontecimientos de la historia y que forman parte de esta serie de pistas o guiños. Esas escenas son una genialidad, se diferencian y asemejan de una forma siniestra por la metamorfosis de nuestra protagonista, al ver como pasa de ser alguien inocente a una mujer empoderada por el poder que ha acumulado con su éxito en internet.

Esta película es la dosis ideal de comedia, drama y terror que sirve para dejarse llevar con una premisa que encanta por su sencillez, así como por sus momentos más complejos. La edición es algo que se tiene que ver para entender su importancia y la actuación de Mónica Huarte es memorable. Recomiendo ampliamente esta película, la podrás amar u odiar, pero algo seguro es que se te quedará grabada en el cerebro un buen rato.

Tuvo se estreno en la edición 21 del Festival Internacional de Cine de Morelia.