En una noche de no saber nada, la directora Payal Kapadia nos lleva a un viaje interpretativo guiado por imágenes y fragmentos representativos de un país lejano como la India, situación que inevitablemente provoca una cercanía incómoda al encontrar problemáticas sociales que también están presentes en México. Esta cinta forma parte del 42 Foro Internacional de la Cineteca Nacional y, con una historia de amor emotiva, esta obra refleja la manera en la que podemos conocer el mundo a través del cine.

En A Night of Knowing Nothing escuchamos a “L” una chica que narra las cartas que escribió para su amado en un contexto marcado por protestas estudiantiles, violencia generada por parte del gobierno contra estos y una realidad complicada marcada por injusticias sociales. Estas cartas forman parte de un breve compendio rescatado por el equipo que produjo la película, de tal suerte que se trata de una cinta documental que nos permite conocer las luces y sombras de un país como la India.

Es un viaje interpretativo que nos invita a sentirnos identificados con lo que vemos en pantalla. La voz de L va acompañada por imágenes que, pareciera que no tienen mucho que ver con lo que va contando la protagonista, pero que dicen mucho del contexto en el que ella habla para la persona que ama. Hay pasajes e inserts que nos muestran momentos agradables o cálidos, como cenas familiares, reuniones de estudiantes, bailes y cielos estrellados, pero también hay otros que muestran las agresiones de la policía, así como audios de las víctimas. 

Al buscar información sobre la realización de esta película encontré una entrevista en la que la directora habla de que las imágenes que se ven en pantalla son material documental de stock que recuperaron de conocidos suyos, así como grabaciones propias que formarían parte del producto final. Con esto, es muy interesante la forma en la que esta película mueve los sentimientos, porque las imágenes pueden traernos recuerdos propios y propicia que juntemos las pistas de una historia de amor fragmentada. 

Es justo decir que no fue una experiencia sencilla, puede resultar pesada por la forma tan peculiar en la que se desarrolla la historia, pero una vez que estás dentro y conectas con lo que cuenta L entonces es un viaje poético, crudo, que toca temas como el amor, el miedo a la pérdida, el significado de las luchas sociales e incluso los propósitos que siguen las personas que se dedican a hacer películas. 

Hay un aura de misticismo constante, similar al de una cinta de terror, sólo que aquí el miedo va dirigido a la propia realidad, como el miedo a perder a un ser querido en una protesta, el miedo a perder la oportunidad de estudiar y el temor provocado por la incertidumbre del futuro. Hay momentos con diálogos poderosos que te hacen pensar realmente ¿qué tan diferente es la India de México? ¿Qué tan diferente es una persona estudiante respecto del policía que atenta contra su vida? 

Este misticismo va acompañado de una edición que opta por dejar casi toda la obra en blanco y negro, algo que va de la mano con el mensaje de que las posturas políticas y los ideales van más alla de simplificar todo a los extremos, para representar que el mundo es algo más complejo que lleva un tono gris deprimente. Respecto a eso, la música de esta película surge como un acompañamiento a las cartas de L y que ambienta de forma correcta las escenas en las que está presente.

Es una cinta que vale la pena ver en algún momento, sobre todo para aquellas personas que gusten de documentales que rompen con los formatos conocidos. Una Noche de No Saber nada es un experimento muy interesante, profundo, que invita a reflexionar y empatizar con otras realidades, a sentir identificación con un mundo que desconocemos, pero que de alguna forma puede sentirse cercano.

Esta obra estará disponible en la Cineteca Nacional, por lo que para cualquier información sobre los horarios puedes visitar sus sitios oficiales.