En el marco de la 73 Muestra Internacional de Cine 2023, llevada a cabo en la Cineteca Nacional, Vicenta B es una de las películas en cartelera. Bajo la dirección del director Carlos Lechuga, esta es una cinta solitaria y melancólica que se desarrolla en un contexto marcado por los prejuicios hacia la santería cubana, así como un sentimiento de ausencia que ejemplifica al duro fantasma de la soledad.

La historia nos presenta a Vicenta (Linett Hernández Valdes), quien se dedica a la santería con el apoyo de su hijo Carlos, y que es alguien muy requerida por las personas de su localidad para conocer la raíz de los males que los aquejan. Por lo que desde el principio somos testigos del estilo de vida que lleva y la rutina que se ha formado con el pasar de los años. Sin embargo, dicha rutina se ve trastocada cuando el hijo de Vicenta deja su hogar para emprender su propio camino. 

A través de la cámara, la cinta nos lleva por varias imágenes que pretenden expresar un sentimiento de soledad y melancolía, ya que no hay mucha música ambiental que acompañe las tomas enfocadas a mostrar el estilo de vida de Vicenta y que nos haga comprender cómo es que ha construido su vida. La labor interpretativa de la película tiene un valor muy interesante para analizar, ya que al principio provoca varias dudas de las que tenemos que intuir sus respuestas.

De ahí que la obra pueda sentirse lenta o pausada, debido a escenas que no aportan mucho al desarrollo de los acontecimientos pero que se ven bastante bien, ya que la fotografía enaltece los instantes de los lugares que recorre la protagonista, como su casa, marcada por el silencio de la partida de su hijo y en la que sólo quedan recuerdos de lo que alguna vez fue.     


El sentimiento de soledad está presente en todo momento y si bien, los momentos climáticos de la película tardan en llegar, gran parte de las escenas sirven también para mostrarnos la cultura de Cuba. La música, el contraste de los colores fríos con los cálidos, las locaciones, todo ello suma a tener una imagen de un país que podemos desconocer, pero dentro del cual podemos sentir ciertas similitudes con México.

Aquí la ficción y los momentos introspectivos son breves pero creativos, ya que la labor de la santería de Vicenta se refleja igual en su capacidad para ver fantasmas, los cuáles dan pistas sobre su pasado y posible futuro. En sí, la forma en la que se aborda el tema de la muerte, la ausencia y lo sobrenatural cumple su propósito de generar dudas y cuestionamientos. 

Otro apartado interesante son los personajes secundarios, ya que sus interacciones con la protagonista despejan en parte los huecos de información sobre la vida de Vicenta, razón por la que sus apariciones en pantalla ayudan a la conclusión de la película de una forma satisfactoria. 

No es una película para todo el público, su ritmo es sumamente lento porque hay un esfuerzo visible por dejar mucho en los detalles de las imágenes y despertar la labor interpretativa de uno como espectador, algo que puede ser cansado ya que igual hay escenas que realmente no aportan lo suficiente al enfrentamiento de Vicenta con su soledad. En este sentido, la cinta toma un buen rumbo en su tramo final y cuenta con diálogos existencialistas que despiertan la curiosidad. 

Vicenta B es una película difícil de desentrañar porque expone de forma interesante el conflicto de la protagonista, pero el ritmo de esta hace que se sienta larga para lo que cuenta. Las imágenes y el juego con la ficción están muy bien logrados, esto no sólo ayuda a la historia, también al conocimiento de Cuba y sus tradiciones como la santería, un tema que puede reconocerse con facilidad para las personas que somos originarias de México en particular.

Es una película recomendable para aquellas personas que quieran ver algo diferente y conocer sobre el cine que se hace en otras partes del mundo. Pero tomando en cuenta que hay que hacer ciertas concesiones con su ritmo porque requiere paciencia para llegar hasta el final. Échale un vistazo en la Cineteca Nacional a partir del mes de abril.