Hambre, ira, disgusto, miedo. Lo primal permea en nosotros como un recuerdo de nuestros antepasados, genética traducida en supervivencia. Miedo a lo desconocido, miedo a la oscuridad, miedo a nosotros mismos, miedo hacia la otredad.

La fascinación por el terror (u horror) prevaleciente en la sociedad se ve reflejada en la media que consumimos, de música como el Monster Mash al teatro con los 30 años de puesta en escena de La Dama de Negro, de filmes escabrosos como Raw o La Masacre de Texas a atracciones como casas embrujadas. Nacemos en el seno de la seguridad y buscamos la adrenalina. Sangre que se hiela ante el miedo. Extremidades cálidas esperando el momento de una escapada explosiva.

El terror en la literatura es una práctica asentada en el folclore, la religión y la tradición; entes ancestrales, muertos vivientes, seres de ultratumba, duendes, divinidades; horror corporal, horror del procrear.

Las historias transmitidas por centurias a través de la oralidad encontraron la inmortalidad en la imprenta: papel y tinta, medios infalibles para la memoria. Nombres como Lovecraft, Shelley, Poe y Quiroga son suficientes para causar escalofríos en cualquiera que les evoque. En la historia del terror y sus subgéneros, estos exponentes son inconfundibles.

Sin duda alguna hay historias que marcan al género, y es por ello que a continuación conoceremos lecturas ideales para esta época del año

Carrie

La maldad no siempre habita en lo sobrenatural. Esa es, sin duda alguna, una de las lecciones más importantes que podemos encontrar en los escritos del aclamado autor estadounidense Stephen King. Una novela en donde el terror y la venganza serán los ejes temáticos centrales por tratar.

Carrie White es una chica de instituto que nunca se las ve fácil. Desde su madre -una altiva fanática religiosa- hasta sus compañeras de clase, bullies dedicadas a reírse de la anticuada y burda Carrie. Todo esto, claro está, hasta que la chica desarrolla poderes telequinéticos con los cuales comenzará su venganza contra los crueles habitantes del pueblo de Chamberlain, Maine.

Con 4 adaptaciones a la pantalla grande Carrie demuestra la importancia de los retorcidos coming of age protagonizados por mujeres y las situaciones circundantes a ellas, marcando un antes y un después en las historias de terror y el involucramiento de las mujeres en el género.

Carmilla

Esta novela corta de 1872 escrita por el irlandés Sheridan Le Fanu es nuestra introducción a la primera vampiresa literaria. El tono erótico inmiscuido en la trama gótica otorga a esta novela sáfica de vampiros una indiscutible notoriedad como precursora de múltiples trabajos por venir, incluido Drácula de Bram Stoker.

Mediante un manuscrito relatando los acontecimientos que tomaron lugar en el castillo de Estiria perteneciente a la familia de la joven Laura, nuestra protagonista, es que nos adentramos a esta historia en donde, tras un súbito accidente, la vampiresa Carmilla empezará a vivir con ella y su padre.

Cadáver exquisito

Este título moderno de la argentina Agustina Bazterrica busca el cuestionamiento moral con respecto a varios temas de actualidad que nos aquejan: veganismo, consumismo, ética, etc. ¿Qué es la humanidad, sino un producto de su entorno?, ¿la deshumanización es justificada en la agonía y desesperación?, ¿hay empatía por la otredad?

Marcos Tejo es un trabajador en frigoríficos Krieg, cuyo giro empresarial macabro fue causado por el virus letal. De frigoríficos de carne animal a frigoríficos de carne humana. El virus obligó el alto total al consumo animal y orilló al gobierno a la legalización de la cría, reproducción y matanza de especímenes humanos. Un matadero de personas sin nombre, subnormales y parias. No hay reparo alguno en su matanza.

La monotonía aqueja a Marcos, y los problemas maritales no parecen ayudar. Sin embargo, pronto su vida se verá alterada por un obsequio especial: una cría hembra particular, lujo de unos cuantos ricos. ¿Hasta qué límites llegará Marcos bajo este nuevo paradigma?

Frankenstein

El clásico de Mary Shelley publicado por primera vez en 1818 es quizás de las historias más tergiversadas en la literatura. Tanto sus adaptaciones varias en la pantalla grande como su recepción en la cultura pop nos develan a este monstruo verde que deambula acechando a sus víctimas, atroz e innatural ajeno a las leyes de concepción tradicionales. Y si bien no es terror tradicional, este pináculo de la ciencia ficción concebido por una joven inglesa de 20 años nos narra un terror más profundo que el miedo a la otredad: la temible soledad.

La “Criatura”, así denominada en la novela, es un producto del soberbio científico Víctor Frankenstein quien en el afán de ser amo de la vida crea a un ser humanoide repulsivo. Anonadado y horrorizado huye para posteriormente volver a su laboratorio donde ya no hay rastro alguno de su creación. Alivio le recorre. La condena por el pecado original sigue pendiente de castigo.

La criatura goza de una bondad innata, que se verá tergiversada por el rechazo y la desdicha. Bien dicen que del amor al odio hay solo un paso.

Jean Jacques Rousseau presentaba el concepto de tabula rasa, donde se perfila a los infantes como pizarras en blanco cuya mente adulta será moldeada por las experiencias y vivencias de dicha época. Shelley parecería retratar en su obra este efecto de la maternidad sobre la crianza, el abandono y las ideas científicas de su tiempo. La electricidad como motor en cadáveres animales fue una clara inspiración.

Este clásico irrefutable da lugar a existencialismos y dudas sociológicas que pretenden llevar al lector en un viaje de moralidad y descubrimiento.