El pasado jueves 13 de junio, tuvimos una plática con Diego del Río, quien estrenó su ópera prima “Todo el silencio”, película que recientemente acaba de ser nominada a los premios Ariel, en 6 candidaturas, de las cuales destacan “Mejor Película, “Mejor Guion Original” y “Mejor Ópera Prima”. 

Tras incursionar exitosamente en el teatro, realizó más de 30 puestas en escena. Un proceso que el director menciona como algo emocionante y enriquecedor. Una experiencia que le ha permitido expandir su creatividad. Además, tras las positivas reacciones que ha recibido la película, su entusiasmo por hacer cine ha crecido aún más.

El cambio de arte fue interesante para Diego, pues al no haber estudiado cine, hacer una película fue la mejor manera de aprender lenguaje cinematográfico, visualmente como auditivamente. Puntualizando que, con el cine, tuvo otro acercamiento con el crew y el reparto actoral, al momento de filmar. Pues la cercanía fue distinta al tener una cámara con la que pudiese hacer prueba y error. 

Acerca de la película

Uno de los elementos a resaltar dentro de la película es el sonoro. Al contar con personajes de la comunidad sorda, el entorno debía entenderse mediante el sonido, para empatizar con ellos. El debutante menciona que, si bien, puede llegar a pasar desapercibido, para él, el sonido es igual de fundamental a la hora de hacer cine que cualquier otro apartado técnico. 

“El sonido en el cine, es una herramienta increíble para contar lo que no está en el cuadro”. En el caso de “Todo el silencio”. Diego del Río utiliza el espacio sonoro para mostrar el estado emocional del personaje, quien comienza a tener una percepción inusual de la  vida. 

“Con esta película fue muy especial, poder investigar cómo el sonido narra más allá de confirmar la imagen. Entrando en la dimensión creativa, en este caso la trayectoria de un personaje que, además por la condición que está atravesando, que es la condición de la sordera, por la otosclerosis que padece, empieza a tener una percepción trastocada del mundo, y el mejor sentido para expresarlo al espectador es el sonido”. 

Resaltó el trabajo de Miguel Hernández, ingeniero de sonido de la película, con quien trabajó cerca de 7 meses para el proceso sonoro, utilizando herramientas analógicas. 

Respecto al proceso creativo. Mencionó que la película nació de una obra de teatro creada hace 11 años. Fue el productor Luis Salinas, quien le dio la idea de hacer la película.

Durante la pandemia, fue cuando se llevó a cabo la preproducción de la película. Siendo el propio productor, quien recomendó contextualizar la historia en plena pandemia. Algo que él vio bien, argumentando que: “el asunto de las mascarillas tiene mucho que ver, como una barrera visual para aquellas personas que leen labios”. 

Un tema para resaltar durante la plática fue el reparto. Nos compartió su experiencia al trabajar con personas de la comunidad sorda, representando personajes con condiciones ajenas.

“Ludwika Paleta interpreta a un personaje que es una sorda oralizada. Ella es una mujer oyente, pero padece desde hace diez años acúfenos, sonidos que no están propiamente en los oídos”.

Y así como ellas, muchos actores dentro del filme padecen condiciones ajenas a su personaje, pero que representan a la comunidad sorda. Algo importante para el director, puntualizando que necesitaba colegas cercanos a dicha cultura para representar una película pensada en ser bilingüe, tanto para gente sorda como para personas no sordas. Aclarando que existen películas que no son pensadas para sordos, al contrario de la suya, donde no corta los encuadres donde hay lenguaje de señas.

Resaltó, nuevamente, el trabajo de dos colegas. Por un lado, el de Marta Claudia Moreno, una asesora creativa en el proceso. Una actriz e hija de padres sordos. Por otro lado, el trabajo de Antonio Sacruz y Lalo Alcántara, pertenecientes al teatro “Seña y Verbo”. Ellos se encargaron de traducir el guion y siendo intérpretes para la comunidad sorda. Así como entrenar a los actores para mejorar su lenguaje de señas.

Reconoció el trabajo de la escritora Lucia Carreras a quien se le tuvo que dar información sobre la comunidad a tratar en la película, pues era un “mundo que ella desconocía”. Un proceso que tuvo varios cambios en cuanto a la tesitura del guion. La escritora hoy está nominada al Ariel por dicho guion. 

Al final, el director mencionó que la intención final es crear una experiencia audiovisual en donde el tema en sí es la pérdida, y cómo ese elemento la hace cuestionar su identidad y su propia vida. 

“La idea de identidad, ¿existe la identidad?, ¿hay algo que es identidad?, ¿o es una cuestión que se está redescubriendo, o que se está moviendo? Porque uno se está moviendo en la vida. Y la idea de duelo, que es humano, es pasar por todas las etapas diferentes que un duelo invita a transitar”. 

De acuerdo con él, esto genera un final más humano, generando un sentimiento empático más grande entre los receptores con la historia a tratar. Por último, Diego del Río invita a todos los lectores a ver la película, y, en especial, a prestar atención al sonido de la película. Verla con el mejor sonido posible para una experiencia inmersiva.

La película se encuentra disponible en la plataforma de Prime Video.

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