La piel de Venus
Ayer por la noche fue el turno de la alfombra roja de La piel de Venus, obra que compone el ciclo de despedida al Foro Shakespeare, junto a La Divina Ilusión y El bien del país. Por tercera ocasión, el Centro Cultural Teatro 2 recibió colegas y amigos, -a la gente de teatro, pues- para mandar #alamierdaelforo que experimenta sus últimas 72 horas de vida.
“Cerrar un espacio es una puñalada al corazón de la cultura; hay que abrir más foros con una oferta de todo tipo y hacer que más gente venga al teatro. Necesitamos más espacios, más actores y más público” argumentó Gabriela Zas, protagonista de la obra, quien además habló de los retos como actriz para adaptar la pieza a un recinto tan grande como lo es el Centro Cultural Teatro 2.
Por su parte, su compañero en escena, Miguel Conde hizo un llamado a la prensa para poner su granito de arena a través de la difusión teatral y celebró la labor de Producciones Gou “me parece maravilloso que albergue obras que antes no albergaba, así funciona un centro cultural y éste es un Centro Cultural. Una gran combinación en un foro que tiene grandes obras taquilleras y ahora también otras de corte más independiente”.
Tras el ritual que implica la alfombra roja, las butacas se ocuparon casi en su totalidad. En el escenario, un diván de terciopelo rojo y el dominio de esta tonalidad fueron los primeros indicios de lo que vendría: una historia llena de fuerza, de un poderío que va progresando en términos visuales pero también narrativos. Los protagonistas de La piel de Venus se adueñan del espacio con tal naturalidad que cautivan a la audiencia a los pocos minutos.
En dos horas, somos testigos de la historia de Tomás, un dramaturgo obsesionado con encontrar a su actriz “ideal”, y su encuentro con Wanda una artista que durante su audición despertará en el director una extraña e inevitable atracción. Durante la lectura del próximo montaje de Tomas, ambos personajes reinterpretan el masoquismo, las relaciones de poder y la feminidad.
La historia es un homenaje al teatro, a la mujer, a la novela La Venus de las pieles y a su autor Leopold von Sacher-Masoch. Tanto Conde como Zas con su impecable actuación van llevando al público en una combinación de géneros que resulta sorpresivamente agradable. Al borde las butacas el espectador entra en un juego mental, la trama lo envuelve en un torbellino de giros inesperados.
La piel de Venus sale victoriosa ante el desafiante trabajo de narra en los límites de la ficción y la realidad; contar una obra dentro de otra a través de un discurso metateatral implica un trabajo a bisturí. El rumbo que Angélica Rogel escoge para esta obra es tan acertado que logra reunir cada elemento para crear tensión, sorpresa e incluso dejar una reflexión en la audiencia.
Sumergidos en un ambiente de suspenso, seducción, misticismo y mucho erotismo la obra pone de manifiesto temas como las relaciones de poder, el amor, la sexualidad, e incluso el micromachismo. Brinda más de una posibilidad de interpretación, La piel de Venus es simplemente una obra audaz y Producciones Shakespeare, Petit Comité, Producciones Gou, así como sus protagonistas Miguel Conde y Gabriela Zas te invitan a verla.