A 21 años de su muerte recordamos a la nacionalizada mexicana Chavela Vargas quien se convertiría en un ícono cultural internacional. Vozarrón inigualable, jorongo rojo y pistola en mano: Vargas se negaba a regirse por las normas y prejuicios de aquellos años 50, y es mediante esta figura enigmática, rebelde e imponente que se ganó al público desnudando del festejo al tradicional mariachi, encrudeciéndolo, trayendo consigo lágrimas a sus escuchas.

“La Vargas” nació en Costa Rica, más específicamente en el pequeño pueblo de San Joaquín de las Flores un 17 de abril de 1919, donde la adversidad tomó la forma de desamor, rechazo y enfermedad desde temprana edad. Temeraria, se trasladaría a México a eso de sus 17 años, donde adoptó oficio tras oficio para mantenerse a flote: cocinera, camarera, transportista de jovencitas adineradas. No fue sino hasta sus treintas que encontraría el éxito con su arreglo de Macorina; qué tan fácil hizo parecer la proeza del amor entonando con pasión su lírica, característica de la denominada Voz Áspera de la Ternura Fuerte y Armónica.

Su genio musical la llevaría a imprimir la desdicha, el desamor, el amor y los celos en más de 80 discos; La Llorona, éxito rotundo de la cantante, se encontraría en el primero de sus discos, Noche Bohemia. Siendo la figura que fue era inevitable que entre el bullicio de los intelectuales asentados en México durante aquella época se codeara y entablara relaciones con figuras como Juan Rulfo, Agustín Lara, Diego Rivera e íntimamente con Frida Kahlo. 

El alcohol, los excesos y festejos le cobrarían la cuenta a la cantante y la orillarían a un retiro temporal en los 70s. Tras superada su batalla contra el alcoholismo su carrera seguiría en crescendo de la mano del director español Pedro Almodovar durante los años 90, quien inmortalizaría la voz de Chavela en filmes como La flor de mi secreto (1995). España fue un amigo para la mexicana, brindándole un vigorizante segundo aire a su carrera.

Arrolladora, apasionada, hechizante; Vargas quien cargó con prejuicios por su apariencia, aficiones e inclinaciones declararía ya a sus 80 años su orientación sexual, volviéndose símbolo y estandarte de la comunidad LGBTQ+ “Si eres lesbiana, estás marginada”. Una sociedad hipócrita que celebraba sus maneras en el escenario, pero las reprochaba abajo del mismo. 

Tras tantos altibajos en la vida “La chamana” se despediría de los escenarios en el 2006, negándose a ser una sombra de lo que había sido. Galardonada, reconocida y amada por su público y contemporáneos, Chavela fue sin duda un estruendo que sacudió los cimientos de la música charra. Fue en Cuernavaca, Morelos en el año 2012 que la cantante exhaló su último aliento. Es así pues que con cariño y regocijo la recordamos como lo que era, un alma indómita.