El alma de Aretha Franklin
Tras el fallecimiento de Aretha Franklin, ocurrido el pasado jueves 16 de agosto por un cáncer de páncreas, el universo de la música perdió una gran referente, el mundo de las voces se quedó sin una estrella, la historia cultural de los afroamericanos dejó ir a una de sus leyendas, y sobre todo: “el Soul quedó desalmado”
“La Reina del Soul” nació el 25 de marzo de 1942 en Detroit, talentosa desde joven, a los siete años ya era capaz de tocar el piano de la iglesia que visitaba, mostrando de forma precoz su enorme talento para la música, asunto del cual su padre no tardó en tomar provecho.
El padre de Aretha, mejor conocido como el predicador de la Iglesia Bautista de Bethel en Detroit, LeVaughn Franklin, intentó convencer a su hija para que tomara lecciones de piano, sin embargo, la cantante de Soul decidió aprenderlo por su cuenta.
Aretha Franklin siempre estuvo rodeada de talentos vocales, como Ella Fitzgerald y Dinah Washington, quienes representaban eminentes voces del Jazz. Por parte del género Góspel (música religiosa estadounidense surgida de iglesias protestantes), tuvo contacto con Clara Ward y Mahalia Jackson, todas ellas influyeron y contribuyeron en el desarrollo de la joven talentosa que ya era considerada como “La Voz del Millón de Dólares”.
A lo largo de su carrera publicó canciones que reflejaban el poderío de su corazón y la forma en cómo percibía la vida; llena de pasión, dotada de amor por su oficio, pero al mismo tiempo víctima del ambiente hostil que se circunscribe alrededor de una artista que estalló tempranamente.
Desde muy niña fue orillada a cantar para producir, The gospel soul of Aretha Franklin, fue grabado cuando tenía 14 años, a partir de ahí no paró de producir discos y presentarse en conciertos. Las décadas de los 60 y 70 estuvieron dotadas del virtuosismo de Aretha, quien, con su registro de mezzosoprano, no dudaba en asombrar a la gente y hacerla aplaudir al ritmo de su música tan contagiosa.
Toda esa explosión de trabajo, la hizo caer en situaciones difíciles, como el no tener la oportunidad de estar con sus hijos, además del sentimiento de vacío que atravesaba a causa de sus fracasos amorosos y el par de divorcios a causa de que sus exmaridos solo veían a su esposa como un símbolo de dinero.
Chain of Fools, Respect, Think, y Son Of A Preacher Man, figuran entre sus obras sumamente pegadizas; You Make Feel A Natural Woman, You Send Me, Baby I Love You, y por supuesto, I Say a Little Pray For You, expresan la esencia rítmica, romántica y talentosa de Aretha Franklin.
Muchas de estas canciones hacían creer que Aretha atravesaba una etapa fantástica en su vida, pero en realidad se trataba de una cuestión imagen artística, lo que la orilló a caer en los excesos para llenar el vacío que la atormentaba, fuera por la vía del cigarro o por la mismísima comida, factores importantes que ayudaron a la evolución de su cáncer pancreático.
A pesar de ello, Aretha fue una artista que en cada presentación se entregaba como la niña de siete años cuyo placer era tocar el piano, su talento la posicionó entre las cantantes más emblemáticas de toda la época moderna y su espíritu rondará cuando sus canciones sean reproducción. Aretha Franklin se fue en el plano físico, pero su esencia permanece, y su alma, como la del Soul y el Góspel, se grabó en cada uno de nosotros para nunca olvidarla.