Guillermo del Toro es uno de los directores más importantes de cine actualmente en México, aunque curiosamente gran parte de su carrera la desarrolló fuera de nuestro país. Eso no quita que sea uno de los personajes más emblemáticos y queridos en la industria del cine por la gente mexicana que gusta del séptimo arte.

La filmografía de del Toro ha estado acompañada por constantes sellos estilísticos, bastante particulares de él, como las interminables referencias visuales a películas y series que lo ayudaron a tomar la decisión de convertirse en el gran guionista y director que es hoy; crítica social y política, personajes solitarios, la infancia -inocencia-, la fantasía, creencias, guerras, épocas del pasado, literatura y sobre todo los monstruos son elementos de los que se ha enriquecido su obra.

Justo, parecería que la monstruosidad es el punto máximo y el invitado favorito del director en sus cintas. Por este motivo, aquí te presentamos una lectura breve -pero que se podría extender muchísimo- sobre los verdaderos monstruos dentro del cine de Guillermo del Toro: los humanos.

Los casos aislados

Al interior de las películas de este director, en las que, a pesar de fungir precisamente como director o también guionista, tiene que acatar las órdenes de alguien más o dirigir una producción basada en una obra literaria a la cual no se le permite tanta libertad para escribir, por ello los casos aislados serían Mimic (1997) -con el paso de los años, Guillermo se ha ido deslindando de esta-, Blade II (2002) y Titantes del pacífico (2013) -en esta tomo los roles de co-productor, co-guionista y director) . En la primera, basada en el relato de Donald A. Woliheim, unos científicos erradican una enfermedad en niños causada por la plaga de cucarachas, creando un insecto, mismo que los científicos no sabían que mutaría hasta hacerse gigante y volverse un cazador de humanos para alimentarse. Salvo que se distorsione bastante el fondo la y la forma de la cinta -que de hecho es nula, no por la culpa de Guillermo, sino por las decisiones de la casa productora- podría conectar con el tema central de este texto; científicos jugando a ser dioses, que sonaría a algo bastante monstruoso, aunque reitero, se tendría que mover demasiado para que pueda conectar.

En el caso de Blade II para empezar, trabajó con un guion que no es de él sino de David S. Goyer y además está basada en los cómics de Marv Wolfman y Gene Colan. No hay humanos implicados, sino vampiros contra vampiros, aunque es cierto, Blade como personaje es una otredad al ser mitad vampiro y mitad humano. Eso no quita que esté luchando contra otros monstruos, quienes lo engañan al inicio de la cinta para que trabaje con ellos y al final vencerlo; eso de la manipulación sí es muy humano y hay demasiada crítica contra los gobiernos, pero, él no hizo el trabajo de escritura, él se encargo de la ejecución, que cabe resaltar fue un trabajo reconocido con buenas críticas. Por lo que consideramos a Blade II otro caso aislado.

En Titanes del pacífico pasa algo muy curioso, Guillermo, cambia totalmente la perspectiva y decide hablar sobre la humanidad, como seres que si trabajan en conjunto pueden hacer grandes cosas, como construir robots enormes y vencer kaijus. La hermandad entre naciones y la búsqueda de la paz, son cosas muy particulares dentro de este filme, un proyecto muy querido para el cineasta.

Puntos medios

Aquí se tomó la decisión de meter a dos películas, que de hecho están conectadas porque hablan de los mismos personajes principales: Hellboy (2004) y Hellboy II: el ejercito dorado (2008), ambas partiendo de lo establecido en los cómics de Hellboy: Seed of destruction de Mike Mignola. Las llamo puntos medios, porque nuevamente son monstruos peleando contra monstruos, mas, se puede empezar a contemplar cierta maldad, desconfianza y discriminación por parte de los humanos, al percibir a “rojo” como alguien que solo lleva el caos a donde va. Por ejemplo, en la primera entrega solo lo llegan a ver como un arma para enfrentar lo paranormal e incluso en los medios lo pintan como un ser peligroso, hasta el punto en donde su jefe Tom Manning no confía en él, aun cuando Hellboy busca el bienestar de los humanos. 

En la segunda entrega se logra ver más el juicio que tiene la gente sobre Hellboy, cuando mata al gigante elemental y salva a un bebé, la mamá del pequeño ni las gracias dio, la policía le apunta con sus armas y la gente comienza a gritarle muchas cosas ofensivas, hasta le avientan algo en la cara. 

A estas dos cintas las pongo como puntos medios, porque sigue sin contemplarse la maldad humana, pero sí se logra notar esta necesidad de tratar mal, de apestar al que es diferente, sin importar las acciones buenas que haga; si no eres como nosotros, ¿por qué tendríamos que tratarte como nosotros?

La monstruosa humanidad

Ahora bien, ya se pueden tocar las películas que en su totalidad muestran lo terribles que podemos ser los humanos y que ninguna de las criaturas que Guillermo planteó, escribió, diseñó y dirigió como monstruos podrían llegar a ese nivel de maldad y oscuridad, como ciertos personajes humanos que a continuación leerás.

En Cronos (1993) se encuentran al señor De la Guardia y su sobrino Ángel; el señor de la Guardia es un tipo que está enfermo y morirá pronto, pero que tiene el poder adquisitivo, esto lo lleva a buscar un objeto dorado, con forma de escarabajo, hecho por un alquimista en 1536 y que le otorga la vida eterna a quien lo utilice. Este artefacto, está en manos de Jesús Gris, quien no sabe para que sirve, hasta que lo usa por accidente. Cuando De la Guardia se entera que Jesús tiene el artefacto, manda a Ángel que lo obtenga a como dé lugar, sin embargo, Ángel lo único que hace es matar a Jesús. Jesús resucita, tal y como su nombre lo predice, solo que con un aspecto zombificado y decide enfrentar a los De la Guardia. Al final se demuestra que Jesús era un tipo normal que quería su vida normal con su amada y su nieta, cosa que ya no pudo tener por su aspecto y porque para seguir viviendo necesitaba de beber sangre y de seguir usando el artefacto. Mientras que De la Guardia estaba dispuesto a todo para obtener la vida eterna, así tuviera que hacer cualquier atrocidad.

El Espinazo del diablo (2001) y La cumbre escarlata (2015) a pesar de ser dos películas que están hechos en contextos distintos, presentan a dos monstruos similares: Jacinto y Lucille, respectivamente. Ambos son codiciosos asesinos. Jacinto, es un joven español que se dedica a cuidar del orfanato en donde ha estado desde niño, con el tiempo se dio cuenta del oro que el doctor Caseres y la profesora Carmen tenían guardado, por lo que se dispone a robarlo, un día en sus intentos de robo es escuchado por Santi y Jaime; Jacinto golpe a Santi en la cabeza y lo ahoga. Tiempo después y a punto de terminar la guerra civil español, llega Carlos al orfanato. A lo largo de la película se ve a Jaime maltratar a los niños, violar a profesora Carmen, apuñalar a su novia, para al final, cometer un atentado contra el orfanato, que provoca la muerte de varios huérfanos, la maestra y el doctor. 

Por su parte Lucille, en La Cumbre Escarlata, es una mujer británica que proviene de una familia de mineros de arcilla, ella y su hermano se han dedicado a obtener riquezas a raíz de la muerte de su madre y las tres esposas de Thomas -su hermano-. Durante la cinta, se ve como Lucille mata a Carter Cushing, padre de Edith, norteamericanos que tienen mucho dinero. Edith tras la muerte de su padre, decide irse con Thomas -su enamorado- y Lucille a vivir al Reino Unido, esto como parte del plan de los hermanos para quedarse con la fortuna después de que Edith muera.  Lucille y Thomas sostenían una relación incestuosa y cuando ella se entera que su hermano está enamorado de Edith, lo mata. Estas películas “van juntas”, porque además de tener como villanos a dos asesinos, en ambas, los protagonistas son perseguidos y advertidos por fantasmas, que solo descansarán hasta que los asesinos mueran.

Pero si tenemos que hablar de Guillermo del Toro y su conexión con España, país que lo arropó y le permitió seguir escalando, se tiene que hablar de su película tal vez más conocida: El laberinto del fauno (2006), ambientada un par de años después de la guerra civil española, 1944, cuando todavía existían algunos grupos de rebeldes luchando contra el Franquismo. Aquí el horrible humano es el Capitán Vidal, quien disfruta de torturar y asesinar a sangre fría, hechos que se contemplan en toda la película, un tipo rudo, grosero, sin modales, un monstruo con mucho poder. Una película en donde contrasta la cruda y despiadada realidad de Ofelia -la protagonista-, contra el suspenso generado por el mundo fantástico al que ella perteneció en vidas pasadas, al que un Fauno intenta ayudarle a regresar. Al final esa tierra prometida premia a Ofelia por preferir morir antes que su hermano recién nacido, esto tras ser asesinada por el monstruo del Capitán Vidal. 

La forma del agua (2017) nos trae al coronel Strickland, un machista, violento y brutal monstruo que trabaja en un laboratorio secreto de los Estados Unidos en los tiempos de la Guerra Fría. Él encuentra a una criatura anfibia con forma de humano en Brasil, criatura que era venerada como un Dios y el secuestró para llevarlo al laboratorio, para ser “estudiado”, sin embargo, Strickland, disfrutaba de torturarlo. El anfibio es visto por una trabajadora muda del laboratorio, Elisa, quien forma un vínculo afectivo con él y decide sacarlo de ahí, ayudada por Giles su vecino gay, y Zelda, su amiga del trabajo. En diferentes escenas el hombre anfibio, Elisa, Giles y Zelda, exponen lo terrible que era y sigue siendo la humanidad al momento de juzgar por la apariencia, condiciones, preferencias, color de piel, por cómo la humanidad es mala con los que son diferentes, Guillermo lo desarrolla de una manera que no pudo en Hellboy, por ejemplo. Volviendo a Strickland, en la película comete un asesinato e intento matar al hombre anfibio y a Elisa.

En 2021, del Toro, nos presentó su última película hasta el momento: El callejón de las almas perdidas. Película basada en la novela homónima de William Lindsay Gresham, aquí el protagonista es el monstruo es un estafador, un tipo despreciable, sin valores, sin límites, que se aprovecha de la credulidad e inocencia de los demás. Stan Carlisle, como el monstruo de esta película deja morir a su padre por hipotermia y posteriormente quema la casa con el cuerpo inerte de su padre, comete dos asesinatos más, enreda a Molly, una chica que pertenecía a un circo sobre ruedas para irse con él y ganar juntos más dinero. Al final, tras su búsqueda codiciosa por tener mucho dinero, se vuelve un vagabundo, llega a otro circo sobre rudas y le ofrecen el trabajo en el acto de un monstruo y el acepta porque siempre su destino fue ser un monstruo.

En Doña Lupe (1985), primer cortometraje de Guillermo del Toro presenta a dos policías corruptos que intentan quitarle la casa a una anciana que por las noches habla con el retrato de su difunto marido. En este primer trabajo, se puede contemplar como los monstruos a los dos sujetos, quienes se supone deberían estar para hacer justicia. Mientras que el ser diferencial es la viejecita, primero, por ser una mujer mayor indefensa que ha abierto las puertas de su casa a dos personas que parecen ser confiables por su profesión. Si bien debería ser raro ver a una anciana hablándole a su difunto marido, genera empatía, cuando los policías la empiezan a tratar mal y amenazarla con encerrarla en un manicomio o un asilo y quedarse con la casa. 

Sin duda alguna, las películas que son ejecutadas al gusto de Guillermo muestran al humano como un antagonista, violento, juzgón, codicioso y que por conseguir sus objetivos es capaz de mentir, herir e incluso asesinar; mientras que los personajes fantásticos, normalmente son personajes que ayudan al protagonista y se entienden con ellos, porque estos tienen el don de la inocencia al ser niños, o son adultos amigables que hasta podrían pecar de ingenuos; claro a excepción de Stan en El Callejón de las almas perdidas. 

En 2022 presentó su filme Pinocchio un trabajo que le costó más de 10 años terminar y que, sin duda, es una de las cintas en las que más pasión ha puesto. Con un equipo de animadores diverso en los que incluyó connacionales y con la que la que obtuvo un Oscar más en su carrera a Mejor Película ANimada.

Por cierto, no encontramos la manera de aterrizar Geometría (1987), pero, es un trabajo demasiado curioso, terrorífico, visceral y al final hasta gracioso. Tiene mucho de la esencia de Guillermo del Toro y era preciso comentarlo, para juntar en este texto las 14 películas de este gran cineasta.