Canchero de la editorial Gato Blanco es la nueva lectura obligatoria que deberá alojarse en las bibliotecas de cualquier amante del futbol… y de la vida

El argentino Jorge Valdano señaló categóricamente que el futbol es “lo más importante de las cosas menos importantes de la vida”, dicha frase se convirtió en el aforismo por excelencia de millones de amantes de este deporte que indudablemente trasciende en nuestro quehacer cotidiano.

La virtud del balompié es que a pesar de excluirse dentro de lo menos importante, la incontrolable pasión que desata un partido, sin importar que se trate de un clásico, final de Mundial, o una reta entre los del A y el B, logra que pueda meterse como pase filtrado entre dos centrales a lo más importante de nuestra individualidad, formando historias, amistades, alegrías y, desde luego, cancheros.

En Canchero, Rafael Giles lleva el concepto a la vida cotidiana, donde sus personajes saben qué hacer y cómo actuar en el momento preciso durante el partido más difícil, el que todos jugamos y llamamos vida.

Un canchero no se realiza de un día a otro, se forja a través de las sublimes victorias y las amargas derrotas que nos producen dolor, lágrimas de sangre acompañadas de un llanto ensordecedor, de los regaños y los engaños que nos trastocan, del barrio y las barridas que nos ablandan como a la carne que nos engullimos en un buen taco.

Con un notable virtuosismo, el autor gambetea con las palabras para desplazarse con libertad durante sus relatos dotados de emoción, vertiginosos como un contragolpe y dramáticos como un gol de último minuto. Rafael Giles nos muestra el panorama más romántico de cómo puede vincularse el futbol a lo más importante de nuestras vidas, es decir, a la vida misma, o al revés.

Los relatos de Canchero nos enseñan cómo dichas personas estamos en cualquier lugar y momento de nuestra rutina y cambiamos nuestra dinámica, ya sea a favor o en contra, todo depende la visión que tenemos del partido, si decidimos jugar conservador, defendiendo, o nos arriesgamos atacando dejando descubierto atrás, porque un canchero no es garantía para triunfar siempre, a veces se pierde y se pierde mucho.

En esta vida vista como un partido, o este partido llamado vida, la relación con el otro incide directamente en lo que somos, en Canchero es inevitable pasar por alto esa sensación de melancolía que viven los personajes por aquellos que ya no están en la cancha, ya sea por una causa u otra, la reflexión existencialista y la añoranza hacen su juego y nos hunde en cada página dentro de un ánimo de nostalgia adictiva.

Canchero propone algo sustancial: llevar la vida al plano de lo más importante de lo menos importante, porque es ahí donde uno sabe disfrutarla, como se consume una caguama banquetera, “sensishito” dicen los argentinos, tocando de a poco, viviendo de a mucho, porque como sentenció Albert Camus: que la vida carezca de sentido no quiere decir que no debe gozarse.