En algún café francés, un grupo selecto conformado por intelectuales, algunas mentes geniales y -por qué no- uno que otro esnob; discuten sobre el surrealismo. La escena no es fresca, se ha visto antes, Woody Allen nos ha planteado una fantasía similar y cualquier urbe tiene rincones que estos grupos frecuentan. En la ciudad de México, un viernes por la tarde -antes del COVID- la colonia Roma o la Condesa bien podría regalarnos la misma postal.

Buñuel en el laberinto de las tortugas (2019) de Salvador Simó, toma este referente como punto de partida para hacer un homenaje a una de las figuras más importantes de la historia del cine: Luis Buñuel; así como el proceso de filmación del documental Las Hurdes, tierra sin pan. Poco a poco, la cinta deja atrás los lugares comunes para hacer un acercamiento a la figura de uno de los amigos del cineasta, el también artista y periodista Ramón Acín. 

La película  hace un recorrido que inicia en el momento en el que Acín ofrece financiar el proyecto de Buñuel, de esta manera, nos lleva a conocer el proceso creativo que el cineasta llevó a cabo para retratar la miseria en la que vivía un sector de España. A través de un formato animado se recrean las visiones oníricas de Buñuel al mismo tiempo que se hace un contraste con algunas imágenes recuperadas de Las Hurdes.  

Es justo en este punto donde Buñuel en el laberinto de las tortugas se realza en su propuesta, pues retoma los momentos que retratan al español como ser tocado por la inspiración y la creatividad, escenas que contribuyen a la mitificación del artista y los contrapone con un Buñuel pedante, de un cinismo tal que -como se le ha reprochado antes- es capaz de crear su propia “realidad” a costa del sufrimiento de una comunidad o un ser vivo. 

Salvador Simó no teme en retratar simultáneamente al genio y al loco; al contrario lo aprovecha para abrir paso a Ramón Acín y erigirlo en la construcción del documental. Su relevancia, no se limita al factor del financiamiento, sino a que, gracias a su ideales, es responsable de mantener a flote un proyecto que podría significar un cambio social para los hurdanos e incluso para otras regiones de España o del mundo.

Buñuel en el laberinto de las tortugas, a diferencia de Las Hurdes, tierra sin pan no es una cinta de crítica social, pero no deja de exhibir la intervención de intereses políticos, religiosos y otros núcleos de poder en la difusión del arte. Además no se desmarca del contexto del momento, poniendo sobre la mesa, de manera sutil, la censura que históricamente han sufrido los artistas e incluso la industria cinematográfica. 

Sin duda, Buñuel en el laberinto de las tortugas es una de las paradas obligadas en la programación que la Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional trae en su edición número 68. No por nada, compitió en la terna para representar a España en la categoría de Mejor Película Internacional en la 92ª ceremonia de entrega de los Premios Oscar, aunque fue Dolor y gloria de Pedro Almodóvar quien le quitó la posibilidad. 

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