“El teatro es sensibilidad con uno mismo y con los demás. Es tener los ojos abiertos, es ser más empático”.

Jorge Mejía ha encontrado en el teatro la empatía, ha perdido el miedo a expresarse y ha encontrado a un ser sensible que puede crear y sentir. Su camino a la actuación no estuvo claro en su natal República Dominicana. Salir de la tierra que lo vio nacer para llegar a México siendo un adolescente, lo ha conducido a un descubrimiento constante entre la música y el teatro.

En República Dominicana vivió hasta su adolescencia y originalmente lo que quería estudiar era Producción musical, por lo que una beca del TEC de Monterrey lo trajo a tierras mexicanas a los 17 años. En el campus Puebla estudió Producción musical y ahí mismo comenzó su cariño por el teatro mediante clases y talleres.

“Una de las razones por las que no contemplé la danza o el teatro es porque existen muchos estigmas machistas y prejuicios”. 

A pesar de que en su familia nadie se dedica a las artes, él se siente muy afortunado de haber recibido el apoyo incondicional de su familia, en especial su madre, pues ella en algún momento quiso dedicarse a la danza, pero no la ejerció. “Siento que de alguna forma este sueño se está transmitiendo en mí. Siento que estoy más conectado con ella”, concluye.

Otros trabajos en los que ha estado son Avenida Q (uno de sus musicales favoritos); Para la libertad, México 68, un musical que fue su primer protagónico en una historia que se desarrolla en el movimiento estudiantil del 68). “Fue una etapa muy feliz porque los estuve haciendo simultáneamente” y Aquella banca del parque, un musical para el que compuso la música partiendo de la letra y el texto que escribió su compañero Alex Valdez. 

Jorge tiene aspiraciones y sueños, uno de ellos es estrenar un musical de su autoría y por supuesto dirigir un musical. Confiesa además que le gustaría hacer algo que tuviera un sello de sus raíces, algo como lo que hace Lin-Manuel Miranda en Hamilton. “Me gustan mucho las historias que parecen de la vida cotidiana donde el personaje va a aprendiendo más sobre sí mismo de manera positiva”.

En una época en la que las oportunidades las crea uno mismo, el gremio teatral no es la excepción, ya que la creatividad se vuelve un instrumento indispensable para reflejar un poquito de lo que somos y conectar con la gente. De esto es muy consciente Jorge porque ve en el proceso creativo una sensación eléctrica que viene de una necesidad de conectar con la gente haciendo lo que te apasiona. 

“Es algo que la misma carrera te va exigiendo un poco más, ahora ya te exigen las tres disciplinas (canto, actuación y baile). Cada día hay propuestas que demandan más del artista, que no creo que se rehúsen, más bien es una búsqueda que enriquece mucho más esta carrera”.

Debido al semáforo rojo por el que atraviesa la Ciudad de México a causa de la pandemia por COVID-19, Ghost: La sombra del amor, el musical ha tenido que hacer una pausa. Para este proyecto en que se encuentra actualmente, como parte del equipo de swing, ha descubierto que tiene aptitudes como swing que pensaba no las tenía, como por ejemplo el manejo de la voz al cambiar tres diferentes tipos de voces masculinas para las armonías. 

Otra característica que considera le ayudó mucho para este montaje es que siempre se mantiene abierto a aprender mediante la observación, ya sea de sus mismos compañeros o como espectador en la butaca de un teatro.

Antes de despedir este 2020 nos confesó que se siente muy afortunado y agradecido de que en este año la relación con su familia fuera más cercana pese a la distancia, creando una relación más íntima: “Estamos en un excelente momento”, concluye.