Paradoja en el Scherzo de Chopin
Para recordar el nacimiento del polaco Frédéric Chopin, un compositor que sobrevolaba con creces el adjetivo de virtuoso; he decidido hablar sobre una pieza paradójica, dotada de un grado de dificultad formidable la cual solo aquellos obsesivos, cuyas prácticas en el piano están bajo una muy rigurosa rutina, serían dignos de interpretarla.
El Scherzo N.1 Opus 20 para piano es un oxímoron entre nombre y contenido. Es decir: scherzo viene del italiano que significa “broma”; cuando un autor acuña ese nombre a su composición es porque debe ejecutarse con cierta gracia, el caso de Chopin es distinto, pero maravilloso.
La pieza fue creada en 1831 y terminada en 1832, en ese entonces Polonia era azotada por la ocupación rusa. Entre los años en que Chopin compuso la obra, ocurrió una rebelión de jóvenes soldados polacos que intentaban levantarse contra sus rivales. A pesar de que éstos ganaron algunas batallas, el conato no tuvo éxito.
Se dice que lo que el pianista buscaba era transmitir el terrible suceso en melodías y acordes, de ahí surge su obra, que amén de llevar la etiqueta de “divertida”; es una pieza dramática, romántica, compleja y cautivadora, son diez de lo más exquisito que se puede apreciar en el piano.
Comienza con un acorde para llamar la atención, seguido de otro para enfatizar lo que posteriormente es una ola de notas que ascienden y descienden a una velocidad inconcebible, lo que te lleva a imaginar los dedos, ligeros cual plumas, deslizándose rápidamente en cada tecla del piano para no perder el compás.
En medio de la pieza sigue un villancico polaco ejecutado muy lentamente, es un sonido romántico, cuya melodía te hace repasar los pensamientos de forma nostálgica. Justo cuando te pierdes dentro de la mente, los acordes regresan, luego una ligera pausa, y en el momento perfecto, se retoma la primera parte.
Vuelve la locura, los arpegios, y las largas escalas sin parar acompañados de graves acordes. El final es triunfal, crece la tensión y estalla con fuertes armonías y el último descenso de notas agudas que termina por dejarte perplejo ante majestuosa ejecución.
Chopin fue considerado el primer compositor nacionalista de Polonia, sus obras representaban el folclor de su país, su aportación musical fue la eminente calidad armónica que ejecutaba en el piano. El Scherzo N.1 Opus 20 es un rotundo ejemplo y, además, una notable muestra de lo que es expresar con música los sentimientos humanos.